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Atenas de Córdoba es, indudablemente, el club más exitoso de la historia de la Liga Nacional. Nueve títulos, muy protagonista de los primeros 25 años de la competencia y exponente de varios de los máximos ídolos del básquet argentino moderno: Marcelo Milanesio, Pichi Campana, Fabricio Oberto, entre otros. Pero la historia sola no alcanza. 

El último campeonato llegó en el 2009, la última final en el 2012 y ya no hubo muchas alegrías, salvo la temporada 2017/18, donde un equipo poderoso se metió en semis y terminó tercero. Pero la situación común en los últimos años ha sido estar abajo y sufrir, sufrir mucho, incluso para no perder la categoría, algo que estuvo muy cerca dos veces, cuando terminó ganando el playoff por la Permanencia, primero ante Quilmes y luego ante Bahía Basket. 

Pero si tomamos desde el 2015 en adelante, Atenas finalizó 15º en la 2015/16, 16º en la 2016/17, el comentado tercer puesto en la 2017/18, y otra vez la caída: 19º en la 2018/19 (Permanencia 3-0 ante Quilmes), iba 17º cuando se suspendió la 2019/20, terminó 19º la 2020/21 (Permanencia 3-0 ante Bahía Basket) y 13º en la última temporada, donde estuvo entre los 3 últimos casi todo el torneo, pero metió un sprint final que le permitió zafar, aunque no entró en los playoffs. 

Ahora, sin embargo, cuando parecía que nada peor era posible, llegó un comienzo de campaña aterrador: 1 victoria en 12 partidos, siendo el peor arranque del club de todos los tiempos. Otra vez con cambio de entrenador (como en 8 de las últimas 11 temporadas que se jugaron completas), otra vez con múltiples extranjeros llegados y partidos, otra vez con el futuro estadio propio como prioridad. 

Quizá algo sea distinto este año, en el que la cancha se espera pueda estrenarse para los playoffs, o que se fue por un entrenador de la casa, pero consagrado, como Sebastián González, para que retome el rumbo del barco a la deriva. No se le puede pedir a Sebastián que logre milagros en 20 días, pero la realidad empieza a generar angustia, porque los cambios posibles han quedado prácticamente todos usados, y las derrotas no cesan. 

Este récord de 1-11 supera, en término de peores inicios, al de la 2018/19, cuando se empezó 2-10 (ya dijimos cómo terminó ese año), al del año pasado (3-9, 25%) y al 3-9 de la 2015/16. Como se ve, todos los 4 peores comienzos fueron en los últimos 6 años. Atenas necesita cambiar algo para que su historia siga, porque a Atenas lo necesitan todos: la Liga, sus hinchas, la provincia y el básquet.