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Allen Iverson perseveró en el deporte con trabajo duro, dedicación y un poco de ayuda de un amigo de la familia llamado Jamil Blackmon. Blackmon fue una figura paterna para Iverson, quien le brindó al joven todo, desde apoyo financiero hasta académico. 

En 1994, todo ese arduo trabajo valió la pena cuando Iverson recibió una beca de Georgetown para la NCAA. Superado por la emoción y el entusiasmo por el futuro, Blackmon le dio a Iverson el apodo de "La respuesta", o como todos lo conocemos, The Answer.

Después de recibir el apodo, los dos llegaron a un acuerdo en el que Iverson le pagaría el 25% de lo que ganara con el apodo. Al final terminó siendo una inmensidad de dinero. ¿El único contratiempo? Iverson nunca le pagó su parte al inventor de su nombre tan icónico.

Allen se fue de Georgetown después de dos temporadas y rápidamente ocupó el primer lugar en el Draft. A Reebok le encantó lo que vieron de él y lo firmaron a su marca con un contrato de zapatillas, que AI decidió basarlo en su apodo. La primera zapatilla que lanzaron Reebok e Iverson se llamó "The Question", y cada lanzamiento posterior fue una versión de "The Answer". Un ingenioso juego de palabras. 

Naturalmente, Blackmon se dio cuenta de este lucrativo patrocinio y se puso en contacto con Iverson sobre el dinero que creía que le debían. Después de que se anunciara la línea, Iverson le reiteró a Blackmon que obtendría el 25% del trato con Reebok. Luego dijo que le pagaría al menos dos veces más, en teoría.

Iverson, que era famoso por su mala gestión de dinero, nunca le pagó a Blackmon por estos derechos de apodo, por lo que en 2003, Blackmon tomó la difícil decisión de llevar a Iverson a los tribunales. El tribunal falló a favor del jugador y desestimó el caso. En última instancia, lo único de lo que Iverson fue culpable fue de hacer una promesa que nunca cumplió.