El argentino que terminó con la amistad entre Petrovic y Divac
16:45 13/12/2022 | Hace 32 años Yugoslavia ganaba el Mundial jugado en Argentina y la amistad entre las dos figuras del seleccionado campeón se terminaría por culpa de un simpatizante.
El deporte nunca es solo deporte. Las realidades sociales, políticas y económicas están siempre en medio. En este caso, un festejo por un logro increíble como ganar un Mundial se convirtió en una pelea y el final de una amistad entre dos leyendas como Drazen Petrovic y Vlade Divac, y en eso tuvo que ver muchísimo un argentino.
Al finalizar la final del Mundial disputado en tierras albicelestes, hubo un hombre que saltó con una bandera de Croacia en plenos festejos y en medio de un conflicto bélico interno que terminó en la independencia croata de Yugoslavia. Con una cartera de fotógrafo, se metió y agitó la bandera hasta que se topó con un Vlade Divac orgulloso yugoslavo. Allí, el interno agarró la bandera.
Su nombre es Tomás Sakic, argentino hijo de croatas, y contó al periodista Andrés Burgo lo sucedido: “Soy el hombre que entró con la bandera croata al Luna Park. La bandera de Croacia es una cosa de familia, aunque en honor a la verdad tengo que ser honesto: Divac me arrancó la bandera y yo después la recuperé, pero no la escupió ni la pisoteó. Que haya tironeado la bandera era una ofensa, claro, una actitud irrespetuosa, pero no la escupió. Ahí se produjo el quiebre de la amistad entre Divac y Petrovic”.
En esa final, Sakic tenía sentimientos encontrados: “Yo no hinchaba por Yugoslavia, aunque tampoco quería que perdiera. Simpatizaba con los croatas del equipo, Kukoc, Petrovic, Zoran. Yo pensaba que Divac también era croata. Recién en ese momento, cuando me agarró la bandera, me di cuenta de que era serbio. Nunca se había manifestado políticamente”.
Y recordó el incidente: “Divac me agarró la bandera y yo lo corrí. Me costaba moverme porque tenía el bolso de fotógrafo. Las imágenes no lo muestran, pero hubo un momento en que nos quedamos a 10 centímetros, cara a cara, tironeando los dos. Yo le podría haber pegado una piña, él también. Yo medía 1.80 metro y él, 2.16 metros. Los jugadores tenían órdenes de no responder, de no reaccionar, porque sabían que podrían surgir este tipo de manifestaciones. Y yo también me quedé en el molde: no quería perjudicar a Argentina”.
A pesar de que por ahí en la retransmisión de los festejos pasó desapercibido, Sakic recibió llamados de todo el mundo: “Ese día empezaron a llamar a mi casa desde Australia, Europa y todos lugares del mundo. Siempre tuve contactos con la comunidad croata, y la gente estaba feliz. El mundo había visto una bandera que era negada desde 1945. Quedaba claro que esa selección no era Yugoslavia, que también había croatas. Aquello trajo consecuencias. A Divac no le dejaron entrar a Croacia”.
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