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En el receso del final de la temporada de la 2018/19, John Wall firmó una extensión con los Wizards de 171 millones de dólares por cuatro años, pero a decir también puede decirse que firmó un pacto con el diablo, porque a partir de allí lo que menos pudo hacer es jugar al básquet, algo que practicó toda su vida y razón por la cual se hizo rico desde lo económico. Hasta allí todo normal para un gran jugador, con una excelsa velocidad de piernas, pero lejos de la gloria de alcanzar un título.

A decir verdad su coqueteo con un anillo de la NBA todavía no ha estado ni remotamente cerca y el descarte que está sufriendo en los Rockets tampoco lo acerca, pero también esto pasa por el jugador, dado que según el sitio Hoopshype, Wall está dispuesto a aceptar su opción de jugador por 47.3 millones la temporada entrante y seguir siendo miembro de la plantilla de Houston.

El calvario de los “millones” de Wall comenzó en la temporada 2019/20, pero sus problemas de lesiones comenzaron a aparecer en las temporadas 2017/18 y 18/19 donde se ausentó mucho tiempo por diversos problemas en las rodillas. No obstante Washington confío en su recuperación y lo renovaron, pero cuando no fueron las rodillas fue el talón. A fines de enero del 2019, los Wizards anunciaron la baja por toda la temporada de su estrella, luego de romperse el tendón de Achilles en un accidente doméstico.

Desde allí nada fue lo mismo para Wall, es como si hubiera perdido todos los poderes y su contrato jugoso fuese una cruz con la cual carga y que solo le permite acumular dólares en la cuenta, pero de básquet nada. Washington consiguió comprador para él y lo dio a cambio de Westbrook, como diciendo ‘tomá, hacete cargo vos’, faltó que le diga que se lo mandaba con moño y todo.

Houston siendo ese comprador que mira el auto por fuera y no revisa el motor, lo aceptó pero los problemas de salud continuaban en Wall. En la franquicia texana jugó 40 partidos con una media interesante de 20.9 puntos por encuentro, pero fue solo eso. Luego otra lesión y a esperar a la temporada siguiente, pero en esta campaña la 2021/2022 entre rumores de traspaso y otras cuestión, no jugó esta vez por determinación de la franquicia buscando su traspaso, pero claro pocos quieren tomar ese contrato tóxico que tiene el jugador y que poco tiene que ver con su producción.

En definitiva desde que firmó la extensión de 171 millones por cuatro temporadas, Wall disputó solo 40 partidos, con lo cual su paga fue de 3 millones por partido jugado, nada mal. En la próxima campaña puede aparecer la duda por parte del jugador, si declina la opción que tienen de seguir un año más así en Houston a cambio de 47.3 millones o intenta una salida para buscar nuevos horizontes en pos de hacer lo que tanta ama en su vida, jugar al baloncesto.

La encrucijada de Wall tendrá respuesta dentro de poco, pero está claro que ya nada es como antes y que todo lo que hizo en sus inicios de NBA de poco sirve a este presente, donde deberá refrendar su status y sobre todo superar la barrera psicológica de las lesiones, aquellas que la minaron su carrera deportiva, pero lejos estuvieron de minarle su carrera económica.