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Los dos años de Michael Jordan, fueron una burbuja en su carrera, sin el poderío físico de cuando jugaba en Chicago, tras años de inactividad, Su Majestad volvió al juego para ayudar al joven equipo de los Wizards. Con 40 años, MJ mostró buenos destellos de su juego, conquistó récords a su edad y siguió mostrando que aún podía hacer cosas con el baloncesto.

Entre sus compañeros jóvenes estaba Richard Hamilton, quien transitaba su tercer año en la NBA y venía en un franco ascenso, mostrándose como una segunda opción para ayudar a Jordan en la anotación. Trabajo mucho con MJ, quedándose después de tiempo para charlar y conocer un poco más la ética de trabajo del 23, generando una relación de confianza.

Un día en un entrenamiento cualquiera, Hamilton estaba con un par de compañeros, jóvenes también ellos, e intentó poner a Jordan contras las cuerdas con una pregunta incomoda, medio en serio, medio en chiste, a ver qué pasaba.

"Un par de jóvenes y yo nos acercábamos a él y le dijimos: 'Oye, Mike. ¿Qué te parece incluirnos en la colección Jordan Brand?' Me miró y dijo: 'Oye, Rip, mis zapatillas son para All-Stars’”, recordó Hamilton y la cruda respuesta que le dio Jordan, que si algo tenía además de baloncesto, era una lengua filosa para darte trash talk en cualquier momento del día.