La sorprendente historia de Taurean Prince: de vivir en la calle a jugar en la NBA
14:51 18/12/2019 | El de Brooklyn Nets pasó por experiencias inimaginables desde que tiene uso de razón. El básquet lo salvó y él salvó a su familia.
Dos camas, una sábana, ninguna pieza y poca privacidad. Todos juntos, ancianos, padres, hijos y madres desahuciados. Caminos cruzados, destinos frustrados. Un baño comunitario en el que se encontraban 15 personas, comidas insulsas y una letanía constante para salir de allí. Por un mes, esa fue la vida de Taurean Prince en el Ejército de Salvación adonde vivía con su padre tras una serie de eventos desafortunados.
La lealtad hacia Anthony, su papá, dejó a Taurean viviendo en la calle junto a él, recorriendo los días sin pena ni gloria hasta que decidieron ir a dormir al albergue del estado. El establecimiento parecía una cafetería, se respiraba depresión. Era un paradigma que ningún chico debería experimentar. Pero Prince no era como el resto de los jóvenes de su edad, era distinto. Así fue que no le dijo nada a su madre y resistió los tiempos turbios junto a su primogénito con tal de no dejarlo solo, tirado a su voluntad.
Para entender su contexto hay que recorrer su infancia. El pequeño Taurean nació un 22 de marzo de 1994 en San Marcos, Texas. Sin embargo, a los meses su mamá y su hermana menor se mudaron a San Antonio. Allí no tenían muchos lujos. Convivían en un departamento de dos piezas y apenas les alcanzaba para sobrevivir. El que ahora defiende los colores de Nets en la NBA tuvo una infancia atípica, no recibía regalos como sus compañeros, ni se iba de vacaciones en el verano.
Dura infancia
"A veces teníamos que cortar una papa y fritarla para comer al menos un plato de comida", recuerda el de Brooklyn Nets. Niñez dura, pero al menos tenía un techo y una cama en donde dormir... aunque sea por ese momento. Todo continuó serenamente hasta que Taurean cumplió 12. En ese momento su padre había sido liberado de la cárcel y al salir se asentó en San Angelo, un lugar no muy lejos de San Antonio.
Envuelto en una encrucijada, Prince tuvo que tomar una decisión: quedarse con su madre o ir a vivir con su papá. Dejando la comodidad de su hogar, el de Texas no quiso dejar de lado a su progenitor e hizo las valijas para ir a San Antonio. Luego, fueron a vivir con su abuela y por un tiempo tuvieron estabilidad. Sin embargo, la paz, otra vez, duraría poco.
La querida abuela de Taurean falleció por un cáncer de mama a los pocos meses. Esto metió a su papá en un limbo del que no pudo salir por mucho tiempo. Inmersos en la oscuridad, primero se fueron a vivir con una tía cercana y luego con la novia del padre, pero en ninguna de las dos situaciones encontraron serenidad.
Problemas por allá, complicaciones por acá, su papá tomó la decisión de ir a parar al Ejército de Salvación. Equipaje en mano nuevamente y hacia nuevos rumbos. ¿Su primera impresión de la vivienda? Parecía una cafetería, pero Taurean confiaba en lo que eligió su padre. La lealtad de Taurean con Anthony era tal que el jugador no le contó nada a su madre. Estaría con su papá hasta el final de los tiempos, pase lo que pase. Esta cualidad demostraba una vez más la clase de hombre que era a su corta edad. Lo tenía todo claro.
Desafortunada situación
Pero el destino tenía otros planes, nuevamente Anthony sería la causa. Cuando Prince estaba en octavo grado, su papá fue atrapado entregando cheques falsos y otra vez tendría que ir a la cárcel. A pesar de eso, hizo una buena acción y logró que una familia se hiciera cargo de su hijo. Más precisamente la familia de su mejor amigo: los Thompsons. Él le preguntó a la madre de la familia si Taurean se podía quedar con ellos por un tiempo, y esta aceptó a pesar de que ya tenía que alimentar tres bocas. Afortunadamente había una pieza extra en la que se podía alojar.
Los Thompsons no sabían de su situación, creían que le estaban dando una mano para que permanezca en la misma escuela. Él tampoco nunca dijo nada, nadie sabía que estaba en condición de calle ni con problemas familiares. Sólo estaba agradecido de no tener que dejar la escuela.
Al empezar la secundaria, Taurean finalmente volvió con su madre. La armonía logró ser sostenida por un par de años hasta que la desgracia volvió a tocar su puerta. ¿Qué ocurrió? El novio de su mamá, del cual estaba esperando un hijo, fue asesinado en una disputa entre pandillas. Por este motivo, Anthony, ya liberado de la prisión, volvió a vivir con ellos hasta que se calmaran las cosas.
Objetivo cumplido mediante, su papá se fue y Taurean se convirtió en el hombre de la casa. Estudiante, deportista y adulto, todo venía con el paquete del desgraciado adolescente. Su vida a esa edad tampoco fue normal. Al salir del colegio se quedaba en su casa a cuidar a sus hermanos. Intercalaba los tiempos como tutor y jugador. Entendía que el básquet le permitiría darle un mejor pasar a los suyos. Esa era su motivación principal para esforzarse en el deporte de la naranja.
El entrenador que lo cambió todo
Sin embargo, Taurean no participó en los torneos de secundaria como la mayoría de los imberbes de su edad, sino que pertenecía a un equipo AAU, la liga amateur de Estados Unidos. Su suerte cambió cuando el entrenador de San Antonio Legends, John Collins, lo vio jugar. Por su altura y envergadura, Taurean jugaba de cinco, pero Collins lo veía como un desperdicio. Creía que tenía potencial para ser un jugador perimetral y le ofreció unirse a su conjunto.
Taurean aceptó, pero al llegar le dejó las cosas claras a su entrenador. "Mi única preocupación es conseguir una beca para ayudar a mi mamá", comentó con firmeza. "Sólo trabajá y yo te voy a ayudar con el resto", le dijo John. Instantáneamente Collins supo que había encontrado un diamante en bruto. Entrenaron día y noche para sacar lo mejor de Taurean, y así lo consiguieron en su último año de secundaria, en donde explotó y promedió 21.4 puntos y 11.2 rebotes. Podía anotar, defender y lanzar de gran manera.
En ese entonces, durante un partido en el que lo estaban mirando de Duke, Taurean no rindió como era habitual y su entrenador estaba fastidiado. Pero él lo miró y le dijo: "tranquilo, viví cosas mucho peores". John no lo entendió hasta que tiempo después conoció su pasado y todo lo que le había ocurrido.
Lo peor ya pasó
Con el futuro sonriendo, Taurean fichó con LIU para jugar en la NCAA, pero después se transfirió a Baylor. Allí permaneció cuatro años, otra decisión atípica para un joven con proyección NBA. Durante ese periplo conoció a alguien que se convirtió en su mejor amigo: Isaiah Austin, quien tuvo que dejar de jugar por un tiempo tras haber sido diagnosticado con Síndrome de Marfan.
Es por eso que, tras su retirada, Taurean comenzó a ocupar el número 21 en su honor (número que escoje cada vez que está disponible). Esto también le dejó una enseñanza clave: todo puede terminar en cuestión de segundos y hay que ser agradecidos por todo.
Si bien el presente era próspero, su tiempo en cancha no era vasto y era un suplente más en Baylor A pesar de eso, Taurean siguió trabajando personalmente con John Collins y en la academia de Mo Williams. Con determinación y paciencia, sabía que su momento llegaría. Así fue que paulatinamente las oportunidades salieron a la superficie. En su tercer año fue elegido sexto hombre del año y para su última campaña fue promovido al puesto de titular. Lo mejor estaba por llegar...
"Fue un proyecto tardío que sólo continuó mejorando", recordó Collins a The Players Tribune hace unos años. Esto le permitió captar el interés de reclutadores NBA y con título en mano, fue en busca de su sueño de llegar al profesionalismo, pero no por mero deseo, sino para mantener a su familia.
Cumpliendo utopías
En las entrevistas previas al draft, las franquicias quedaron maravilladas por su pasado y la personalidad que tuvo para salir adelante. Fue un plus que le permitió ser uno de los jóvenes más interesantes del sorteo y uno de los jóvenes preferidos de los medios.
Cuando el pick 12 llegó, el cielo al final se despejó. Atlanta Hawks se hizo con sus servicios y él sólo abrazó a su madre. Sabía que ahora podía cuidarla para siempre. También estaba su padre, quien no sentía más que orgullo por él, por su camino y por su vida.
De dormir en la calle a ser recibido por Adam Silver en el escenario en el que todo jugador quiere estar. De freír papas a comer cualquier cosa que desee. De ser un nómade sin rumbo a proveer para su familia. Este es Taurean, el chico que todos admiran. El chico que todo lo pudo.
Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14
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