El Mundial de Filipinas de 1978 tuvo algunas características particulares: a) era el primer Mundial que se jugaba bajo la órbita del yugoslavo Boris Stankovic como nuevo secretario general de la FIBA, tras 44 años de mandato de Renato William Jones (1932-1976); b) era el primer Mundial se que disputaba en el continente asiático y c) era el primer Mundial que tenía una final, lo cual no era poca cosa.
Filipinas, con esta sede, de alguna manera recuperó el orgullo perdido cuando en 1962 no solamente se la sacaron ya asignada (recordar que los filipinos no quisieron darle visado a los países del bloque comunista) sino que además los sancionaron con dos ediciones de suspensión. Pues bien, con secretario general nuevo, relaciones nuevas. Y página borrada. Los filipinos siempre habían sido entusiastas seguidores del básquetbol y era una manera de aprovechar eso, además de expandir al deporte a Asia, donde China empezaba en esos momentos el período de expansión económica más importante de la historia de la mano de Deng Xiaoping. De alguna manera, FIBA fue una adelantada en ver hacia dónde se dirigía el mundo.
El presidente filipino, Ferdinand Marcos, le dio todo su apoyo al torneo, pero cuestiones de infraestructua (falta de aire acondicionado en las canchas) y el sofocante calor, hacen que se juegue todo el torneo en dos canchas de Manila (la capital), olvidándose de subedes en otras ciudades.
Los 14 participantes (3 zonas de 4 más local y último campeón directo a la fase final) fueron: el campeón del mundo (URSS), el local (Filipinas), los tres mejores del Eurobasket de 1977 (Yugoslavia, Checoslovaquia e Italia), los dos mejores del Centrobasket (Dominicana y Puerto Rico), los dos mejores de los Juegos Asiáticos (China y Corea del Sur), el campeón de África (Senegal), el de Oceanía (Australia) y solo un único representante de Sudamérica, el campeón: Brasil. Además, hubo dos invitados repetidos: Estados Unidos y Canadá. Por esa razón, a la Argentina se le hizo inalcanzable la clasificación, ya que encima había salido tercero en el Sudamericano de 1977.
En el grupo A las diferencias que hicieron Yugoslavia (Dalipagic, Kicanovic, Delibasic, Slavnic y Cosic) y Canadá (Leo Rautins, Riley y Zoet) fueron contundentes para pasar de ronda. En el B Brasil (con el jovencísimo Oscar Schmidt y también Marcel) e Italia (Meneghin, Marzoratti, Villalta) tampoco sufrieron demasiado y en el C, Australia (Blicavs, Smyth), que casi vence a Estados Unidos en el debut, a punto estuvo de quedar eliminada por Dominicana, a la que venció 74-72 en la jornada decisiva. Los estadounidenses, más allá del poco interés que mostraban para ir a los Mundiales, habían enviado un equipo de Atletas en Acción, ya que los universitarios estaban en plena competición (el Mundial se jugó entre el 2 y el 14 de octubre). Además, FIBA venía de expulsar a la AAU (Unión Atlética Amateur) para afiliar a ABAUSA (Asociación de Básquetbol Aficionado). El cambio no trajo beneficios porque el plantel presentado por Estados Unidos fue un fiasco.
En la fase final había una motivación extra, ya que si bien era importantísimo sumar puntos para quedar bien arriba, el torneo no se definiría por tabla de posiciones sino con una gran final entre los dos primeros. Por primera vez. Eso le daba al torneo un atractivo extra que hasta entonces no tenía, donde de hecho varios mundiales se habían definido antes de la jornada final.
En la etapa decisiva, además, entraba a participar el local, que en su estreno hizo un más que decoroso papel frente a la poderosa Yugoslavia, perdiendo 117-101. Fue un sueño corto, porque la URSS venció a los filipinos por 47, misma diferencia que le sacó Brasil en el siguiente partido. Solamente ante Canadá pudieron disfrazar una caída aceptable (88-99).
Los principales partidos se disputan en el Arena Coliseum, un estadio para 25.000 espectadores bien acondicionado, de propiedad privada, ya que el Rizal Memorial, para 10.000, no tenía aire, haciendo insoportable los partidos allí. Fue en el Arena entonces donde se vivieron los mejores partidos. Allí, todo indicaba que el título se definiría entre la poderosa Yugoslavia y el campeón reinante, Unión Soviética, que presentaba las primeras torres gemelas de la historia: Vladimir Tkatchenko (2.21) y Alexander Belostenny (2.14), ambos ucranianos. Entre ellos dos disimulaban la ausencia de Alexander Belov, fallecido durante el mismísimo mundial, con apenas 26 años, por un problema cardíaco).
Los soviéticos tenían nuevamente a Gomelski como entrenador tras el fracaso de la URSS en Montreal (bronce) que le costó el puesto a Kondrashin, y aspiraban a convertirse en los grandes dominadores del básquetbol mundial, ganando 3 campeonatos sobre 4, pero Yugoslavia estaba al mismo nivel y, de hecho, había eliminado a la URSS en las semis de los Juegos de 1976. En el primer choque entre ambos, en la ronda final, los yugoslavos se dieron una panzada con su asesina dupla de perimetrales, Dalipagic (37 puntos) y Kicanovic (34), para ganar 105-92.
Si bien Brasil estaba haciendo las cosas bien, la igual que Italia, no les daba a ninguno de los dos el piné para poner en problemas a los dos candidatos. Brasil estuvo más cerca, complicando a los yugoslavos (87-91), pero no pasó de eso. Así las cosas, la fase terminó con Yugoslavia primero e invicto y la Unión Soviética segundo. No había tiempo para perder así que al día siguiente se disputó la final, una de las mejores de la historia.
El partido por el bronce entre Brasil e Italia fue una excelente previa, definida a favor de los sudamericanos en la última bola con un tiro de Marcel, 86-85, para quedarse con el tercer puesto. La final no sería muy distinta. Lo tuvo todo. Un arranque feroz de Yugoslavia (23-14), la remontada soviética, un tiro de Myshkin sobre el cierre del regular para llevar el partido a suplementario. En los cinco minutos extras, salvo por Sergei Belov, fue dominio plavi con los protagonistas repetidos: Dalipagic (21 puntos) y Kicanovic (17). El partido terminó 82-81 y así Yugoslavia mantuvo el liderazgo en la que sería su década de oro.
El MVP del torneo fue, al fin, un campeón: Dalipagic. El cinco ideal lo completaron los brasileños Marcel y Oscar, el yugoslavo Kresimir Cosic y el soviético Vladimir Tkatckenho. El goleador del campeonato fue el checo Kamil Brabenec, con 26.9 puntos de promedio.
El plantel campeón (Yugoslavia)
Peter Vilfan, Dragan Kicanovic, Rajko Zizic, Andro Knego, Zeljko Jerkov, Branko Skroce, Zoran Slavnic, Kresimir Cosic, Ratko Radovanovic, Duje Krstulovic, Drazen Dalipagic y Mirza Delibasic. Entrenador: Aleksander Nikolic.
Posiciones finales
1. Yugoslavia (10-0)
2. Unión Soviética (8-2)
3. Brasil (8-2)
4. Italia (6-4)
5. Estados Unidos (6-4)
6. Canadá (4-6)
7. Australia (4-6)
8. Filipinas (0-8)
9. Checoslovaquia (5-2)
10. Puerto Rico (4-3)
11. China (2-5)
12. República Dominicana (2-5)
13. Corea del Sur (1-6)
14. Senegal (1-6)