Chino Benítez: “Me retiré sin saber picar la pelota”
12:10 08/11/2024 | Jorge tuvo una larga trayectoria en Argentina y su mejor momento lo pasó en Libertad de Sunchales: ascenso, dos Ligas Sudamericanas y una Liga Nacional.
La historia del básquet argentino tiene grandes estrellas que se convirtieron en íconos del deporte, que cambiaron la Liga Nacional, que marcaron una era, que fueron figuras en sus equipos y que los lideraron para lograr cosas importantes. Pero en muchos casos, esos jugadores determinantes estaban rodeados de nombres de menor cartel pero con rendimientos por encima de lo esperado y que se volvieron determinantes para los logros de la institución que representaban.
Jorge Benítez es un claro ejemplo de un jugador de rol que terminó rindiendo en un gran nivel para ser un hombre importante dentro del equipo al cual representaba. La mejor etapa del Chino fue en Libertad de Sunchales, el club que fue su casa durante más de una década donde vivió la época dorada del tigre sunchalense en el cual ganaron el Torneo Nacional de Ascenso en la 97/98, La Liga Sudamericana 2002 y 2007, el Top 4 2002, el Torneo Súper 8 2005 y 2007 y La Liga Nacional 2007/08.
El Chino fue un jugador que se tuvo que fajar con los internos extranjeros que llegaron entre las décadas de 2000 y 2010 principalmente, con mucha desventaja física la cual tuvo que salir a contra restar con variaciones en su juego para poder mantenerse en competencia. Pese a que, como él mismo dice, que nunca supo picar la pelota, encontró la forma para continuar siendo importante dentro de la rotación, para darle soluciones a sus entrenadores y volverse un hombre importante. “Siempre digo esto, tuve la suerte de jugar en contra o compartir equipo con los mejores extranjeros y nacionales que tuvo la Liga: Diego Osella, Marcelo Milanesio, Pichi Campana, Leo Gutiérrez, tener al lado al Gringo Pelussi, a Sepo Ginóbili, Pablo Moldú. Después, Byron Wilson, Laron Profit, Robert Batlle, Evric Gray, entre otros. Incluso tuvo la posibilidad de jugar con varios de la Generación Dorada”, destacó. Hablamos con Benítez para hacer un repaso de su carrera, sus momentos importantes, Libertad y mucho más.
-¿Qué balance haces vos de lo que fue tu carrera como profesional?
. El balance es muy bueno. Nunca esperé llegar a tan lejos. Venía de los Provinciales de Clubes, ahí jugué en todas las categorías, desde el Provincial B hasta la Liga Nacional, cuando uno juega en las categorías bajas nunca piensa que va a llegar tan lejos y la verdad que con esfuerzo y un poco de suerte, lo pude lograr. Ganar títulos, jugar en Liga, terminar con un promedio de 20 minutos por partido, algo soñado para mí.
- Más allá que cuando comenzaste a jugar al básquet no tenías en mente todo esto, tu llegada al básquet fue medio de rebote.
. Sí, mi llegada al básquet fue de rebote, es cierto. Yo soy de Lanús, estaba caminando por el centro y me cruza un reclutador y me dice: ‘¿No querés ir a jugar al básquet?’ y yo le respondí que no, que no tenía ganas. Entonces me insistió: ‘Vení a entrenar una semana, si no te gusta, te vas’. Le hice caso, fui, probé y no dejé nunca más (risas).
-¿Qué te atrajo del básquet para quedarte? ¿Vos jugabas al fútbol?
. No, jugaba al fútbol pero en la calle, en los potreros pero nada más. El básquet, nada. Es más, no tenía ni idea que existía. Me gustó, caí bien en el grupo porque ya estaba armado. Me recibieron bien. Imaginate que yo tenía 14 años y no entendía nada, miraba el aro y pensaba cómo carajo iba a hacer para meter la pelota ahí adentro. El profesor me empezó a enseñar de a poco, aprendí a hacer los pasos de las entradas, todo de cero, a tirar ganchitos porque era el más alto del equipo. Cosas simples para no complicármela. Y empecé a jugar.
-¿Te acordás quiénes estaban en Lanús en ese momento?
. Jugadores estaba Fernández, el papá de Gaby, y Guillermo Marín, el que ahora es productor televisivo, jugaba de base en ese equipo. En ese momento jugaban en Liga B.
- Después de eso, ¿cómo siguió tu carrera?
. Estuve dos años ahí y me viene a buscar Guillermo Vecchio para ir a jugar en San Andrés. Ellos habían descendido en Cadetes, vinieron a buscarme y armaron un equipo. Vecchio dirigía la Liga, yo estaba más abajo. Estuve dos años y en el segundo año llegó León Najnudel. Estuve un par de partidos en el banco de suplentes de la Liga, cuando San Andrés dejó de jugar la Liga.
- Hacía dos años que jugabas al básquet, me imagino que para vos que venga León o Juán Pérez era exactamente lo mismo.
. Sí, seguro. No los conocía. A mí me decían qué hacer, yo iba y jugaba. Uno toma dimensión después de muchos años cuando empezás a conocer mun montón de gente, cuando hablan de él, cuando escuchas las cosas que hizo y demás.
-¿Cómo fue esa convivencia con León? ¿Tuviste charlas con él, te dio consejos?
. Yo estaba calladito. Éramos un montón de Cadetes y Juveniles. Rotábamos hasta en nuestra categoría así que imagínate. Enganché dos viajes y escucharlo era impresionante, después de cenar yo me sentaba en la otra punta donde estaba él y me quedaba a escucharlo hasta las 2 o 3 de la mañana. Historias de cuando estuvo en España y demás, era impresionante. Era un libro abierto.
-¿Posterior a San Andrés, cómo seguís?
. De ahí me voy a Rafaela con Gonzalo García a jugar a Independiente, el Provincial B, la quinta categoría. Estuve un año y me vengo a Sunchales pero para jugar en Unión, ahí ya jugaba Liga B, jugué con el vasco Azuaga. Después, me fui a Estudiantes de Bahía Blanca, cuando estaba la famosa ficha U23.
- Hasta ese momento, todo en un lapso de 4 o 5 años. Es decir, hace 4 o 5 años, todo esto era completamente impensado para vos.
. Nada, en absoluto. Es más, cuando estuve en Rafaela jugando el Provincial, fui con la Selección Argentina de Juveniles a un Sudamericano. Eran todos jugadores de la Liga Nacional y yo que estaba jugando el Provincial B.
- Ese fue el del 91 en Guayaquíl.
. Sí, no me acuerdo cómo se llamaba el estadio, pero era gigante. Imagínate que yo venía de jugar en estadios con balcones y paredes por todos lados, cuando llegué ahí era Disney.
-¿Te cambió un poco la cabeza ahí?
. Y sí, era otra cosa. Era otra cosa. Vecchio era el técnico.
- Vecchio que ya te había llevado a San Andrés. Evidentemente Guillermo ya te había visto cosas de jugador pese a que llevabas un par de años jugando al básquet.
. Sí, claro, es verdad. Lo mío era esfuerzo y dedicación. Muy limitado. Siempre digo lo mismo, me retiré del básquet sin saber picar la pelota (risas). Traté de hacer lo que sabía hacer y evitar hacer lo que no sabía.
- No es una cuestión meritoria no saber picar, pero sí es una cuestión meritoria no saber picar pero igualmente triunfar tratando de simular eso y potenciar todo lo otro.
. Tratar de disimular lo mejor posible todo lo que no sabía hacer, tratar de hacer solo lo que sí sabía hacer, buscar ese juego.
-¿Ahí hubo un salto en tu carrera?
. Pasé a Unión, de ahí a Bahía Blanca, jugué en Estudiantes con Susbielles, Petorosso, Paquito Álvarez de entrenador, extranjeros muy buenos, los hermanos Gil. Me costó adaptarme y jugar en la Liga entonces bajé a Liga B con Lanús para poder jugar, para sumar minutos, rodaje. Y en el 96 pasé a Libertad de Sunchales, me quedé hasta el 2002.
-¿Qué significó Libertad?
. Jugué 13 años en Libertad, así que te podés imaginar.
- Cuando ascendieron, ¿vos pensaste que el equipo estaba para eso?
. Sí, se armó el equipo para ascender. El año anterior, en la 96/97, habíamos salido quintos, perdimos en cuartos con Ben Hur de Rafaela. Quedamos los mismos jugadores y solo cambiamos al extranjero, lo ganamos de punta a punta. Quedamos segundos en la general porque nos ganamos con Gimnasia de La Plata pero por diferencia de puntos ellos quedaron primeros. Después en los playoffs, fuimos imparables, ganamos 3-0, 3-1 y 3-2, le ganamos a Siderca de Campana la final. Después de eso ellos no juegan más, así que hubiese sido una lástima si hubiésemos perdido.
-¿Cómo fue después el salto a la Liga Nacional? ¿Te costó?
. Sí, me costó muchísimo. En el TNA había 2 o 3 jugadores más grandes que yo, pero en la Liga eran todos más grandes que yo. Eran gigantes. Me costó mucho, no podía jugar de espaldas, era imposible, eso empezó a limitarme. Así que empecé a tirar de frente, venir de trailer en el ataque rápido o correr en velocidad para salir en contrataque porque de espaldas no podía jugar contra nadie. Además el nivel de los jugadores extranjeros era impresionante.
-¿Cómo hiciste para subsistir o sobrevivir en la Liga Nacional?
. Ese año costó. Después vino el Loro Maffei. Una vez viéndome tirar tiros libres, yo tenía alto porcentaje para tirar tiros libres y con la pelota en la mano, entonces me dice ‘¿por qué no haces un paso para atrás y empezás a tirar de tres puntos?’, lo miré y dije ‘este tipo está loco’. Y el Loro, convencido, practicá, probá, empezá a tirar. Entonces empecé y como nadie me marcaba a mí de tan lejos, me dejaban el tiro libre así que empecé a tirar cuando tenía la pelota en la mano. Terminé con un porcentaje altísimo, una locura la verdad (risas).
- A ver, salvando las distancias, es lo que terminó haciendo Luis Scola en sus últimos años de carrera, adaptarse a cómo se juega en ese momento.
. Claro, exactamente. Después ya empecé a tirar de tres puntos de todos lados y de todas formas, a la carrera, a pie firme. Pero sí, fue el Loro Maffei quien me llevó a comenzar a tirar de tres puntos.
- Hablando de extranjeros, dos Ligas Sudamericanas con dos equipos de Brasil muy bravos.
. Sí, el primero fue en 2002, pero empezó en 2001. Habían armado un equipo muy fuerte acá en Libertad con Monty Wilson, Emeka Okenwa, Patrick Savoy, Mariano Cerutti y Facundo Sucatzky, un equipo que era un infierno. Re picante. Jugaban los 40 minutos como animales. Con Néstor García de entrenador. En 2001 explotó todo, Néstor se va a Venezuela, los extranjeros se fueron, así que terminamos jugando el gallo Pérez, yo y el chuzo González con Mariano y Facundo. Nada que ver el equipo (risas). Le ganamos la semifinal a Estudiantes en Olavarría, terminamos 2-1 allá y después nos fuimos a jugar a Brasil y ganamos 3-2. Éramos nosotros nomás porque habían traído un par de extranjeros pero eran medio pelo nomás. Para mí fue un logro impresionante. A ver, cuando estaba Néstor, los suplentes de ese equipo jugábamos poco y nada y después tuvimos que jugar casi que los 40 minutos.
- Fueron varios los equipos argentinos que fueron a Brasil y ganaron la Liga Sudamericana de guapos. El Olimpia de Uranga por ejemplo.
. Era re difícil ganar allá. Cuando ganamos el segundo allá estuvimos una hora y media para salir de Río de Janeiro. Hay que ganar allá, con los árbitros en contra, re contra visitante porque de acá no iba nadie. Encima ellos en la previa habían ganado todos los partidos, nosotros habíamos perdido algunos juegos. Ellos venían invictos. Estaba Helio Rúben de técnico, jugaba Helinho, el hijo.
- Bueno, ustedes con Sucatzky y Cerutti volaban.
. Si. Sucatzky me decía ‘cuando nos hagan el doble, vos agarrala rápido y dámela’. Yo se la daba a él y él la voleaba a Mariano que ya iba corriendo, así que dobles de contrataque hicimos un montón. El Gallo con su experiencia, el Chuso que en ese momento la rompía, era muy grande, zurdo, no lo podían tener. Jugábamos con 4 abiertos y él adentro. Pick and roll con Facu o dársela al Chuso para que resuelva, porque aparte que era grandote y estaba en un gran momento, era zurdo entonces siempre complicaba a los rivales.
- Hoy me comentabas, se hizo esperar mucho la Liga: 10 del ascenso, 5 o 6 años de la Liga Sudamericana y en ese momento ganar la Sudamericana era muy complicado.
. Sí, era muy brava. Perdí la Liga con Libertad en la final con Estudiantes de Olavarría, nos pegaron un baile. Nosotros veníamos de atrás, llegamos a la final pero nos limpiaron. El equipo de Oveja Hernández, Paolo Quinteros, los dos Farabello. Le ganamos el primero allá, se enojaron y nos pasearon. Un equipazo. También perdí la final con Gimnasia de La Plata, la de 2003/04, contra Boca. Estábamos 2-0, habíamos ganado los dos de visitante y perdimos 4-2. Todavía hoy no me explico cómo hicimos para perderla.
-¿Te quedó una espina clavada ahí?
. Sí, olvídate que sí. Uno lo ganamos por el tema del reloj pero al otro lo ganamos muy bien, jugamos muy bien. Estábamos para darle el cachetazo final, encima Paolo Quinteros estaba lesionado y jugaba a media máquina. Pero no nos dio el cuero. Perdimos el sexto en suplementario de local.
- La revancha llegó cuatro años después.
. Después de eso volví a Libertad y tuvimos revancha por suerte. En la primera salimos tercero, en la otra ganamos el Súper 4 y después perdimos la final con Gimnasia de Comodoro Rivadavia.
- El año que salen campeones vos supuestamente no ibas a estar en el equipo.
. No, claro. Vino Julio Lamas y querían traer un extranjero, entonces no me iban a tener en cuenta entonces me estaba buscando club. No llegaron a un acuerdo con ese extranjero nacionalizado, entonces me quedé yo. Terminé jugando un montón, tuve más de 20 minutos de promedio.
-¿Fue como una revancha, te había dado un poco de bronca esa situación?
. No, para nada. Lo tomé como un negocio porque es así, es un negocio. No me molestó en absoluto. Me dijeron las cosas de frente así que ningún problema. Prefiero eso a quedarme y no jugar. De hecho eso me pasó después cuando volví, yo pensé que me la iba a aguantar pero no pude, así que estuve sentado mucho tiempo y es espantoso. La última vuelta. Fue un error mío.
- Esa final con Quimsa lo sacaron de la cancha.
. Sí, además los extranjeros que teníamos eran unas bestias. Laron Profit era NBA, era el distinto. En los entrenamientos boludeaba pero después ibas a los partidos y te hacía 15 puntos seguidos. Terminaba con 30 todos los partidos. No lo podía parar nadie. Julio Lamas lo aguantó. Igual teníamos un gran equipo: el Gringo Pelussi, el Sepo Ginóbili, Moldú era un animal. Saglietti fue el Mejor Sexto Hombre.
- Laron Profit venía de un buen paso en la NBA, de jugar con Michael Jordan. ¿Cómo era en el día a día? ¿Hablaba de esas cosas?
. No, no hablaba mucho de esas cosas. Era difícil entrenar con él. Creo que él pensaba que le sobraba para jugar y efectivamente le sobró. Entonces medio que era un extranjero para tenerlo en los playoffs y dos o tres partidos más, 2 o 3 meses nomás porque en una temporada larga lo querés matar. Vino después, al otro año, se lesionó, se terminó yendo. Era un extranjero distinto pero complicado. También estuvo bien con Julio, Julio era muy exigente entonces lo acomodaba. Por algo ganó tantos títulos. Por lejos, de los que jugó conmigo, el mejor. Un distinto.
- Estoy viendo una foto, imagino debe ser la del campeonato 2007 que estás vos, Pelussi, Saglietti y veo que tenés a upa un nenito que debe ser tu hijo. ¿Qué te genera verlo jugar en Libertad?
. Un orgullo muy grande. Jugó en Unión el año anterior, volvió, después dejó, ahora volvió acá en Libertad. Lo voy a ver y lo veo jugando con Mariano Cerutti que jugaba conmigo y me da un poco de cosa de ver cómo pasa el tiempo. Y Mariano que le pone ganas, encima ahora nada que ver a cómo se jugaba como jugábamos nosotros. Ahora es correr, tirar de tres, todos abiertos. Por ahí miro y pienso ‘el único que entiende el juego es Mariano, que entiende cómo se tiene que jugar’. La agarra, se postea, dos piques, mira a los compañeros y define. Gana con la cabeza, entiende cómo se juega esto.
-¿Te quedó algo pendiente por hacer en tu carrera?
. No. Creo que hice más de lo que podría haber hecho. En ese momento quizás pensé que podría haber hecho una cosa u otra cosa. Pero ahora viéndolo de lejos y para un jugador como era yo, haber jugado dos o tres Ligas de titular, las otras siendo séptimo u octavo jugador, haber compartido con jugadores de la talla que te nombré hoy, haber sido compañeros, los entrenadores que tuve: Néstor García, Gonzalo García, Julio Lamas, Guillermo Vecchio. Todo eso te exige a tratar de ser mejor. Haber compartido con todos esos grandes técnicos y grandes jugadores, es impresionante.
Federico Radulovich / [email protected]
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