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Hace un par de semanas surgió la importante noticia de que Argentina y Uruguay habían pasado el corte clasificatorio, transformándose en el primer finalista (van en conjunto) confirmado para ser sede del Mundial 2023. Hasta este momento poco se sabía con respecto al resto de los candidatos y sus chances, pero en estas horas se pudieron conocer algunos detalles que ayudan a comprender mejor el panorama.

Para empezar, hay que decir que solo habrá otro finalista con organización compartida: Filipinas-Indonesia. Los filipinos ya habían intentado ser sede del Mundial 2019, perdiendo la elección con China y trataron de fortalecerse uniéndose a otra nación. Pensaron en Singapur, Malasia y Corea del Sur, para finalmente en enero del 2017 elegir a Indonesia (cuarto país más poblado del mundo) a su lado.

Por esa hermandad, la pasión con la que se vive el básquet, el hecho de ya haberse presentado para una elección pasada y los buenos estadios con los que cuenta sobre todo Filipinas, es un candidato a tener muy en cuenta. La duda es, ¿le dará FIBA dos Mundiales consecutivos a Asia? No parecería tan probable, pero vale recordar que Europa ya tuvo dos seguidos entre 2010 (Turquía) y 2014 (España).

El otro representante asiático entre los finalistas será Japón, que ya organizó un Mundial hace poco tiempo (2006). La misma situación corre para Turquía, que ya tuvo el suyo en el 2010, pero que aún así pasó el corte y es uno de los países que FIBA considera con chances de ser sede.

¿Los otros candidatos en el continente europeo? Alemania y Rusia quienes tienen la particularidad de nunca haber recibido un Mundial en sus tierras. Vale recordar que la federación rusa estuvo sancionada por FIBA durante varios meses, pero ha mejorado muchísimo su relación y presente desde la asunción del ex jugador Andrei Kirilenko como presidente.

Por último, un capítulo aparte cabe para Australia. En principio, los oceánicos aparecían como una de las naciones fuertes de cara a la organización, contando con una potente combinación de infraestructura, posibilidades económicas e interés del público. Sin embargo, todo indica que sus chances han bajado considerablemente en el último tiempo y la idea de los australianos sería potenciarse y poner la mente en recibir el siguiente Mundial, en 2027.

Candidatos previos como Israel, Hong Kong, Polonia y Serbia, quienes participaron del grupo de trabajo que FIBA organizó el año pasado, además de Catar, que ya había expresado su deseo de recibir el evento, no estarán entre los elegidos para pelear por ser la sede del prestigioso torneo internacional.

Pasando en limpio, la sede del Mundial se la disputarán dos organizaciones conjuntas (Argentina/Uruguay y Filipinas/Indonesia) además de otros cuatro candidatos únicos (Turquía, Japón, Alemania y Rusia). Australia será el séptimo finalista, pero salvo una sorpresa, tiene pocas chances de ser elegido.