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Tony Snell ingresó a la NBA en el año 2013 cuando los Houston Rockets lo eligieron en la posición número 20 del draft de ese año. Desde ahí en adelante jugó en diversos equipos pero en ninguno pudo destacar de manera sobresaliente aunque si cumplió roles importantes. 

El resto de los equipos en donde jugó fueron: Milwaukee Bucks, Detroit Pistons, Atlanta Hawks, Portland Trail Blazers y por último New Olreans Pelicans. En el año 2022 fue la última vez que perteneció a un equipo de la NBA. Luego se dirigió a Maine Celtics para jugar la G-League, liga donde se encuentra actualmente.

Para ingresar al programa de retiros de la NBA el jugador debe haber estado al menos tres años en la NBA. Jugando esa cantidad de tiempo al jugador se le otorga una suerte de jubilación de 56.988 dólares anuales. Sin embargo, cuando el basquetbolista pasa una década o más en la liga, el monto sube a más de 200 mil dólares. 

Snell estuvo en la NBA desde el 2013 hasta el 2022, desde ese año no volvió a ingresar a la liga. Si algún conjunto le otorga un contrato de 10 días podrá gozar de la pensión. 

Además del dinero que se le da al jugador también se incluyen diferentes beneficios como una cobertura médica para el jugador y su familia. Y es ese uno de los puntos en donde Snell está más está interesado.

En junio de 2023 fue diágnosticado con autismo a sus 31 años. Sus hijos, al igual que el, tienen TEA. Tener recursos para poder tratarlos es lo que motivó a Tony a realizar este pedido a las franquicias de la NBA.

Un dato de relevancia es que el jugador, a lo largo de su carrera, facturó una cifra cercana a los 50 millones de dólares. El hecho de que vaya en busca de la pensión podría llegar a ser una muestra más del mal manejo de los jugadores NBA con el dinero.