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En la última década, el dominio del baloncesto internacional en la NBA se ha hecho cada vez más evidente, especialmente en la lucha por el premio MVP. Este año, Shai Gilgeous-Alexander, estrella de OKC y originario de Canadá, fue reconocido como el mejor jugador de la temporada, sucediendo al serbio Nikola Jokic. Con este galardón, ya son siete años consecutivos en los que el MVP es ganado por un jugador nacido fuera de Estados Unidos.

Desde que James Harden fue nombrado MVP en la temporada 2017/18, ningún jugador estadounidense volvió a conquistar el premio. En cambio, figuras internacionales como Giannis Antetokounmpo (Grecia), Nikola Jokic (Serbia), Joel Embiid (Camerún) y ahora Gilgeous-Alexander han monopolizado el galardón. Este cambio refleja no solo la evolución del baloncesto mundial, sino también la creciente influencia de jugadores formados fuera del sistema estadounidense.

La globalización del baloncesto ha transformado por completo la NBA, haciendo que el talento internacional no solo compita, sino que domine. Antes de este auge, el último MVP internacional había sido Dirk Nowitzki en 2006/07, seguido por una racha de once años de jugadores estadounidenses alzándose con el premio. Anteriormente, solo 2 jugadores extranjeros se habían quedado con el reconcocimiento: Hakeem Olajuwon y Steve Nash.