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El básquet no solo se juega dentro de la cancha sino también en las oficinas. Reebok, quien fuera una de las marcas más importantes, con un contrato con la NBA en la cual vestía a los equipos pero también al seleccionado nacional durante Barcelona 1992 cuando ganaron la medalla de oro.

De la mano de Michael Jordan, Nike comenzó a ganar terreno a pasos agigantados y en muy poco tiempo se posicionó en la cima de las marcas más importantes en el básquet y siendo la más importante. Con la pipa como insignia principal y con Su Majestad como el ícono más importante, le quitó todo el protagonismo a Reebok.

En el medio apareció Adidas, Under Armour, Anta y alguna otra arca que se posicionaron en el básquet y le fueron quitando cada vez más protagonismo a Reebok. Pero la empresa se decidió regresar a los primeros planos y para eso metió el fichaje de dos figuras rutilantes.

Shaquille O’Neal y Allen Iverson fueron dos de las caras visibles más importantes de Reebok a lo largo de la historia y ahora volvieron a sumarse para recuperar terreno. “Buena parte de mi función será aprovechar mi red de contactos para construir puentes, conectar la marca con los jugadores y ayudar a estos jugadores a desarrollarse a través de su asociación con Reebok”, ha indicado O’Neal. Iverson, por su parte, encabezará el reclutamiento de jugadores, mientras que se centrará en la presencia de la marca en iniciativas comunitarias y de base. 

“Muchas marcas tienen relaciones con sus atletas y patrocinadores. Por lo general, les dan productos a perpetuidad y les invitan a asistir a eventos. Con esto, estamos haciéndoles ocupar cargos de gerencia reales dentro de nuestra empresa”, ha explicado Todd Krinsky, director ejecutivo de Reebok.