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Suena raro decirlo así, pero pareciera que Michael Jordan se acostumbró a perder. O, diciéndolo de otro modo, que no se encuentra tan incómodo siendo el dueño de una franquicia NBA que acumula fracasos o, como mínimo, objetivos incumplidos. Hagamos un repaso.

Jordan compró en el 2010 a los Hornets (Bobcats en ese momento) a cambio de 180 millones de dólares y, en estos 12 años, su valor, a partir del fabuloso contrato televisivo firmado por la NBA con Disney, MJ hizo el negocio de su vida. Hoy los Hornets (recuperaron su nombre original en el 2015), valen 1.570 millones. Esto es, casi 9 veces más. Por eso, Jordan es hoy uno de los integrantes de las listas de Forbes, con una fortuna personal calculada en 1.700 millones de dólares. 

Ahora, teniendo en cuenta su historia como jugador, ¿qué podemos decir de su gestión deportiva al frente de Charlotte? Analicemos algunos datos. Volvieron a fracasar en el play-in, como el año pasado, por paliza en el primer juego. Por 27 ante Indiana en el 2021, por 29 ante Atlanta este año. 

Pero ese no es el peor dato. Los Hornets, con estas dos eliminaciones, sumaron seis temporadas consecutivas sin clasificarse a los playoffs, donde llevan 18 años sin conseguir pasar una ronda, récord para equipos activos, junto con Sacramento y Minnesota. No es la única marca negativa del equipo de MJ. Tampoco se ha destacado por pagar buenos salarios. 

Salvo en la 2016/17, nunca estuvo entre los 10 equipos con mayor volumen salarial. De hecho, este año, con 122 millones de dólares, está 28 entre 30 equipos, solo por encima de ¡Memphis! y nuestros amigos de Oklahoma City, que siguen ahorrando. Pese a la fortuna que hizo MJ en estos años, los Hornets siguen siendo de las franquicias más baratas: la cuarta que menos vale, lejos de los 6.120 millones que cotizan los Knicks. ¿Dará algún volantazo Jordan o su competitividad murió el día que colgó las botas?