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La NBA de los años 70 y 80 estuvo marcada por el crecimiento mediático, pero también por el masivo problema del consumo de drogas. Y el caso de Marvin Barnes, antigua estrella de la ABA y en su llegada a la liga, es uno de los más recordados.

“Estaba sentado junto a Nate Archibald y alguien más, y estaba inhalando cocaína allí mismo en el banquillo mientras transcurría el juego... La tenía debajo de una toalla” contó alguna vez en Houston Chronicle. Sin ir más lejos, era conocido como “Bad News” Barnes, por su reputación fuera del campo.

Nacido en Providence en 1952, solía decir “voy a morir rápido, voy a morir joven. Así que, mientras viva, voy a divertirme”. Con problemas desde su casa, con un padre alcohólico y golpeador tanto de él como de su madre, tuvo también fuera de casa cercanía con traficantes, lo que lo llevaba por tal mala vida que a pesar de su talento se esperaba que terminara como un criminal.

Su llegada al Central High School le hizo darse cuenta que tenía un gran talento para jugar y se desarrolló también atléticamente para dominar. Anotaba en la pintura, capturaba rebotes y también tenía la capacidad de crear para sus compañeros. Pero fuera de la cancha seguían los problemas, con peleas, relaciones con delincuentes y sin prestar atención a quienes querían ayudarlo.

La propia Universidad de Providence lo sumó y a pesar de haberlos llevado a la primera Final Four de su historia en 1973, los problemas no cesaron. Es que al mismo tiempo fue acusado de golpear con una llave inglesa a uno de sus compañeros, de lo que se declaró culpable y le pagó a la víctima cien mil dólares por demás de sospechosos.

A pesar de haber sido elegido por los Sixers en 1974, decidió irse a la ABA con los Spirits de Saint Louis, que le ofrecían más dinero en el contrato. Allí fue estrella del show, Rookie del Año y All Star.

Después de sorprender hasta a Julius Erving, la droga apareció en su vida como una única forma para calmarse. Desde allí comenzó un camino negro, creyéndose dios y sin escuchar negativas. Se dice que hasta envió prostitutas a sus rivales para cansarlos y que disfrutaba de alocadas fiestas hasta altas horas de la noche.

Después de la disolución de la ABA, llegó a la NBA, ya sin ser la estrella que se esperaba. Sus excesos le hicieron perder mucho de su talento y capacidad física y, como contamos al inicio, las drogas estaban con él hasta en los partidos, con pasos por varios equipos. Tan mala fue su experiencia que terminó jugando sin éxito en Italia y México, siendo una sombra de lo que se esperaba de su talento.

Terminó preso por tráfico y consumo de drogas y se escapó en la frontera mexicana escondido en el baúl de un auto ayudado por el embajador de Estados Unidos. A los 62 años, Barnes murió después de una vida de excesos, dejando atrás a una estrella que nunca llegó a brillar por culpa de las drogas, como tantos otros.