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El camino a la NBA, salvo para los elegidos, no suele ser un lecho de rosas. Ni siquiera lo fue para Luis Scola, un niño nacido para jugar en la NBA. Tuvo que esperar años, que San Antonio cediera sus derechos, y así finalmente poder fichar por Houston. Los últimos casos son más concretos en cuanto a la dificultad: Lapro, Garino, Brussino, y ahora Deck y Campazzo, más el propio Luca Vildoza, que no pudo todavía formalmente poner un pie en un partido oficial. 

Pero para Luca, un pibe que se levantó ante diversos obstáculos que fue encontrando en su carrera, se presenta una segunda chance, infinitamente mejor que la primera, por varias razones. Primero, porque a los Knicks fue lesionado, en un momento de la temporada en la que, encima, se quedó mucho tiempo sin jugar, y en un ambiente, por decirlo de alguna manera, hostil. Los Knicks son la franquicia más problemática de la NBA, incluso más que los Lakers, por su peso, historia, y continuos fracasos. 

Pero ahora Milwaukee es otra historia. Aunque se sumará en una etapa parecida, muy cerquita de los playoffs, lo hace a un lugar donde los jugadores internacionales tienen otro peso. De hecho, la estrella de la franquicia, la que le dio el título el año pasado, es griego, y su entrenador, Mike Budenholzer, formado en la escuela de Gregg Popovich en los Spurs, cerquita de Manu Ginóbili (¿le habrá pedido una opinión sobre Luca?), pero sobre todo propulsor del juego más colectivo, dentro del invidivualismo del que nadie reniega en la NBA.

Es un equipo con jugadores excelentes y generosos. Giannis mismo no se mueve como estrella, Khris Middleton es una de las grandes figuras de la Liga con perfil bajo, y Jrue Holiday es un auténtico crack en las sombras. Maneja todo sin necesidad de gritar, ni de dedicarle un gol al rival, ni de exponerse públicamente con nada que tenga que ver con lujos. Dicho de buena manera, Milwaukee es un equipo "aburrido" para la NBA, como lo fue siempre San Antonio con el tridente Duncan-Manu-Parker. Una buena noticia para Luca.

El otro detalle no menor para analizar la llegada de Vildoza es que tiene la banca de Giannis. Ambos comparten la misma agencia de representación (Octagon), en la que Anteto es obviamente la máxima figura, y ese respaldo es clave para que el argentino se sienta cómodo. Giannis entiende el básquet internacional, es un compañero de equipo fabuloso, y si algo necesita para tener espacios es una buena cantidad de tiradores externos. Luca, en ese sentido, tiene su punto fuerte, lo opuesto a lo que ocurre con Campazzo y por lo que tanto sufre. 

Si su estado físico es bueno, como se espera, y le dedica energía, actitud y dedicación a seguir mejorando lo defensivo (algo que en el Mundial 2019 demostró que puede ejecutar a alto nivel), las chances de ir ganándose minutos en un equipo donde no sobran los tiradores especialistas (aunque hay varios buenos), aprovechando su capacidad de jugar el combo guard que tanto se busca hoy, es un gran beneficio. 

Dicho esto, ahora la pelota la tiene Luca. Que necesitará oportunidades para demostrar lo que vale, está claro. Que las tendrá, se supone algo descontado. ¿En estos playoffs? Difícil, pero no imposible. En el receso, seguro. Para que lo de los Knicks quede como una experiencia solamente, y no como su único contacto con la NBA, deberá conseguir llegar a las pruebas en la mejor condición física, y divertirse otra vez. Sacarse la presión de encima. Está viviendo un segundo sueño. Eso no es para cualquiera.