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Tras la ajustada derrota del Thunder ante los Pacers por 111-110 en el Juego 1 de las Finales de la NBA, la frustración en el vestuario era evidente. Los jugadores tuvieron dificultades para explicar cómo dejaron escapar el triunfo.

A pesar del resultado, Oklahoma City tuvo momentos sólidos. Forzaron 25 pérdidas de balón, dominaron en la pintura (46-34) y corrieron bien la cancha. Mantuvieron una ventaja de dos dígitos durante gran parte del juego. Sin embargo, no capitalizaron esas pérdidas: solo anotaron 11 puntos a partir de ellas, y apenas seis fueron en la segunda mitad. Además, perdieron claramente la batalla por los rebotes (43-29), y terminaron con peores porcentajes de tiro que Indiana. Los Pacers superaron el 47% en tiros de campo y 46% en triples, mientras que el Thunder no pasó del 40%.

El entrenador Mark Daigneault fue claro al dar crédito al rival: “El denominador común son ellos. Es un equipo realmente bueno. Han tenido tantos partidos como ese que parecían improbables. Simplemente juegan con un gran espíritu, siguen adelante, hacen jugadas, encestan. Merecieron ganar por un punto”. Su análisis también señaló fallos propios clave: “No creo que hayamos aprovechado muchas situaciones ventajosas”.

Para el Thunder, la clave estará en ajustar su ejecución. Forzar pérdidas solo sirve si se traducen en puntos. “Quizás podríamos haber sido un poco más agresivos al llegar al aro con el balón en transición después de algunas de esas jugadas”, reflexionó Alex Caruso.