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El 'Malice at The Palace' entre Indiana y Detroit es el episodio de violencia más famoso en la historia de la NBA, y probablmente del deporte. Sin embargo, unos años previos, el expediente de batallas campales se abrió con un acontecimiento que ha quedado en el olvido, pero fue igual de brusco e inesperado.

Los Trail Blazers llegaron a Oakland un diciembre de 2002 para un enfrentamiento normal  con los Warriors por la temporada regular. Rasheed Wallace anotó un tiro ganador al último segundo para darle a Portland una victoria por 113-111, pero desafortunadamente, ese no fue el final de la noche, y el desenlace es mucho más complejo.

Bonzi Wells de Portland y Chris Mills de Golden State se dieron algunos empujones durante la posesión final, y las cosas se salieron de control rápidamente. Los dos jugadores intercambiaron palabras mientras en el banco de los Blazers reinaban las celebraciones, y antes de que otros compañeros de se involucraran, los golpes comenzaron a volar.

Mientras los Blazers intentaban dirigirse al vestuario, los fanáticos les arrojaron botellas de cerveza, lo que provocó que varios jugadores ingresaran a los asientos e a confrontar a los agresores, caso parecido al de Ron Artest aquella noche en cancha de Detroit. Cuando los Blazers intentaron irse, Mills estacionó su auto frente al bus del equipo, impidiendo que se fueran. Además, llevó a otros miembros de Golden State a confrontarlos, buscando empezar una pelea sin seguridad en el medio.

Mills, con el resto del equipo, lanzó amenazas y golpeó las ventanas del bus en el estacionamiento, incitando a los jugadores de los Blazers a bajarse. Finalmente, los Blazers no pudieron irse hasta que llegó la policía de Oakland y les proporcionó una escolta. Bonzi Wells recibió una suspensión de dos juegos y Chris Mills recibió tres juegos.