Entrevista

A solas con Sergio Scariolo: "No tengo ninguna obsesión de volver a la NBA"

19:56 01/12/2022 | Charlamos con el entrenador más cotizado del mundo hoy en día, flamante campeón del Eurobasket con España. Un lujo.

Sergio Scariolo, en la cima de su carrera (Getty)

Si tuviéramos que presentarlo de forma corta, diríamos: es el mejor entrenador de básquetbol del mundo. Pocos lo discutirían después de su maestra dirección de España en el reciente Eurobasket, consiguiendo el oro con un equipo casi sin estrellas, luego de la salida de la Generación de los Juniors de Oro. Scariolo es, pese a eso, alguien accesible, y Básquet Plus tuvo el gustazo ayer de hablar con el italiano media hora sobre un poco de todo, aunque nos quedaron mil cosas en el tintero. Necesitaríamos un día entero de charla. Acá va lo principal.

- Acabas de publicar una biografía y quería saber si cuando empezaste a hacer el recorrido para atrás de tu vida y carrera, te encontraste con muchas cosas que ni siquiera recordabas y si te diste cuenta de lo que te habías perdido en su momento. 
. Bueno, efectivamente ha sido un buen ejercicio de memoria, pero también de recuerdo. De buscar al fondo de un cajón que estaba cerrado hace tiempo y de disfrutar a la vez de cosas bonitos o especiales, que llevaba tiempo sin poner en la fase consciente de la memoria. 

- Un amigo en común que tenemos, que es Julio Lamas, me dijo hace poco que en el momento en el que los entrenadores normalmente empiezan a estancarse o retroceder, vos diste un salto más de calidad a partir de tu experiencia en la NBA. 
. Yo creo que la experiencia NBA ha sido muy importante, desde luego, porque la sensación que tenía es que, como primer entrenador, tienes que estar pendiente de muchas cosas que tienen muy poco o nada que ver con el juego, porque hay muchos medios, mucho directivo, mucho agente, mucha reunión, y eso te quita tiempo y te resta la posibilidad de estudiar, de analizar, de ver más partidos, jugadores, de dedicarle más tiempo al juego en sí, y creo sin embargo que he vuelto de la NBA habiendo hecho la experiencia que buscaba cuando fuí ahí. Fueron 3 años al ciento por ciento en el propio juego, colectivo e individual, y renové la energía del aprendizaje, del estudio, del análisis, del deseo de aprender y luego implementar con mis equipos algo nuevo, algo mejor, o lo mismo pero hecho mejor. O incluso con alguna idea nueva, elaborada por algo que has visto en los demás equipos. 

- Vos sos uno de los pocos top que han vuelto de la NBA a Europa. ¿Se vuelve de otra manera, es otro planeta ahora la NBA?
. Se vuelve consciente perfectamente de las diferencias. Aquí se ve obviamente la dimensión de la NBA, que es tremenda, a nivel de evento en sí, de cómo está organizado, cuidado, de la profesionalidad de lo que está alrededor. Pero cuando vas ahí te das cuenta del altísimo nivel de calidad de los jugadores y de la gran profesionalidad que tienen todos. Aquí se tiene poca percepción del trabajo que hay detrás. Y de cuánta calidad individual y colectiva hay, sobre todo al momento de los playoffs. Ese nivel de exigencia, de ritmo y de fuerza fìsica de las defensas te impone una velocidad de toma de decisiones y una simplificación de los conceptos, sea del uno contra uno o de cinco contra cinco, tremendos. Si no te acoplas no puedes estar ahí.

-¿Volviste a Europa porque la tentación de la Virtus era muy grande, porque pensabas que no te iba a llegar la oportunidad de dirigir como primer entrenador en la NBA o porque Virtus puede ser un lugar, después de 3 años, que te permita llegado el caso volver a la NBA si se da la posiiblidad?
. No tengo ninguna obsesión de volver a la NBA. Obviamente que si hubiera alguna cosa la escucharía, pero creo que he dado un paso adelante, si lo veo con los ojos de alguien que quiere ser mejor entrenador. Honestamente, no quiero evaluar un futuro siguiente paso en función de lo que brilla, sino en función de lo que yo sienta. Que tenga ganas de hacerlo y que me ayude a seguir creciendo. La vuelta obviamente fue motivada por el proyecto Virtus. Cuando acepté, yo había firmado una renovación por 3 años con Toronto, y mi sensación era que un upgrade en esa franquicia como entrenador podía existir en un futuro, pero la realidad es que un excelente entrenador como Nick Nurse también había firmado una extensión por 4 años. Uno nunca tiene que estar a la espera de algo. Nunca me ha aportado lo de pensar, soñar, plantear... no me ha ido bien cuando lo hice. Prefiero vivir el presente. 

- Hace unos días publicamos una nota sobre el sistema yugoslavo/soviético de conducción de los entrenadores de básquetbol, sosteniendo que está en plena retirada. Nunca fuiste de esa escuela, pese a que tuvo su auge en el momento de su irrupción en esta profesión. ¿Qué opinión te genera ese cambio radical que se está dando en los nuevos entrenadores de Europa que se está dando?
. Yo no sé si las cosas van así categóricas por etapas, por décadas, por escuela. Puedo hablar por mí. Yo me siento hijo de la escuela italiana, en la que me formé con mis grandes maestros. Creo que la experiencia concreta más formativa que tuve fue la colaboración que el profesor Nikolic me dio cuando yo estaba en Fortitudo. Él vino unas semanas a asesorar, a hablar conmigo, a darme su opinión. Ahora mismo me encuentro más integrado en la escuela de baloncesto español que la del italiano. Eso quiere decir que, sumando lo mucho que aprendí en Estados Unidos, al fin y al cabo lo bueno que puedes hacer es sumar. No encasillarte. No identificarte en un sector o una escuela o un nicho, sino tomar todo lo que puedas de los mejores entrenadores. Incluso en Rusia, de vez en cuando tengo algún recuerdo de algo específico que ví ahí. Incluso lo veo con los entrenadores de mi hijo. Trabajo de cantera. He robado cosas de ahí. El punto es sumar y enriquecerse. Al principio uno sale de una escuela, y la tiene que tener, porque si no la tienes crecer tocando todo y no tocando nada. Yo sé de dónde vengo y cúal es la huella que me ha marcado. Pero después abrí mi mente para sumar. 

- Recuerdo mucho el día que estuviste dirigiendo al Real Madrid aquí en Argentina, porque fue el día que derribaron a las Torres Gemelas, y creo que has cambiado mucho en este tiempo como entrenador. Obviamente en lo que respecta al juego, pero más en cuando al manejo de personas. 
. Sí, ahí también no lo veo tan radical. Si yo soy creíble porque mis jugadores confían en mí, porque creen que puedo ayudarles a ser mejores a ellos y a los equipos, desde luego estoy dando un paso muy grande para manejar a ese jugador o a ese grupo. Si no me ven como uno que sabe mucho, la cosa empieza coja. No prescindiría nunca del estudio, del conocimiento de la materia, de profundizar, de llegar mucho más allá de lo que sería suficiente para sobrevivir, pero está claro que, y esto lo aprendí mucho en Estados Unidos, el gestionar las cargas de trabajo es una forma de respeto al jugador. Para su salud, su eficiencia, su frescura. En Europa estaba esto de sacrificar un poquito, que tiene que ver con la cultura, la religión del entrenamiento duro y a veces demasiado largo, por supuesto con un pelín menos de calidad que de cantidad. 

- Obviamente no podemos dejar de hablar del reciente Eurobasket. No sé para tu ego personal, o para tu orgullo personal, qué marcó. 
. Me he divertido. La gente piensa que ha sido lo más difícil, y para mí fue lo más fácil. La dificultad es cuanto tu sientes que algo te agobia o algo te cuesta encontrarle las claves. Te cuesta llegar al fondo, al corazón de las personas. No la dificultad táctica o técnica. Eso te motiva. Te empuja a ser mejor, a estudiar más, a buscarle la vuelta, a innovar, a experimentar. Eso es lo bueno. Lo difícil era antes, cuando tenía una batería de excelentes jugadores, de figuras, de personalidades, de caracteres, de egos si quieres, que había que armonizar y hacer rendir desde el sacrificio individual de casi todos, en pos del equipo, y no desde el esfuerzo de tratar de hacer la mejor prestación de tu carrera en un Eurobasket que fue, quizá, el más fuerte que ha habido nunca, con tantos jugadores buenos. Eso fue una motivación hacia arriba. Antes era un poco hacia abajo: renuncia a tiros, a minutos, a acciones, a ser titular. Era mucho más difícil y yo lo sentía más complicado. Se hizo también, y salió muy bien, pero a nivel de sensaciones fue más exigente. 

-¿Lo de Lorenzo Brown, la experiencia te permitió sobrellevarlo de otra manera, entendés que sea polémico? Aquí fue donde Pablo Prigioni tuvo esa frase donde dijo que él nunca llevará nacionalizados y que no cree que Lorenzo Brown sintiera la camiseta de España como Llull o Rudy. ¿Te afectó en algo?
. Hubo un poco de todo. Mucha ignorancia, mucha envidia, mucho oportunismo. En general. Incluso algo legítimo como puede ser la perplejidad si uno uno profundiza la realidad. Nosotros lo vimos como haber recibido, por parte de un jugador, la manifestación de un sueño de ser parte de este equipo. Entendimos que en un momento determinado de nuestra trayectoria, teniendo a todos los bases retirados o lesionados, podía venirnos bien, para ayudar al resto a crecer. Y desde el primer día nos dimos cuenta que habíamos acertado de una manera espectacular. Ojalá todos los jugadores que tuve en la selección española hubiesen demostrado el apego a la camiseta que ha demostrado Lorenzo Brown. Hay algunos que han demostrado al tope tope posible y otros, otros cuantos que no. No pocos. Esa cosa se dice muy por teoría. Uno renuncia a la ciudadanía americana porque quiere jugar, porque la visto jugar, no va a ganar un euro, y lo quiere hacer, ya es una presentación para tener en cuenta. Y como desde el comienzo se ha puesto ha sido un acierto y un ejemplo para los demás. Hemos tenido la valentía de presentar un equipo con 8 jugadores que nunca habían participado de un torneo de los grandes. Tres jugadores de la rotación nacidos después del año 2000. Y esos son los hechos que presentamos. Desde el 2015, cuando volví a la Federación asumiendo la dirección técnica de toda la FEB, incluyendo las categorías inferiores, hemos creado una pirámide que nadie en el mundo tiene, en donde las generaciones crecen y suman valor y conocimiento dentro de un sistema que genera jugadores preparados para el primer equipo, como quedó demostrado, mucho más allá del valor individual del talento o de la calidad que tiene. Desde el 2017, cuando empezaron las Ventanas, he elegido una fórmula en la que no corría detrás del jugador de Euroliga X, sino que hemos ignorado las quejas y eso de que un jugador viaje a último momento, como han hecho otros. Hemos dijo, vamos a darle confianza a los jugadores que pueden formar una clase media, porque creemos que pueden competir. De hecho, hemos ganado el 85% de los partidos que jugamos, y 8 jugadores han salido de ahí para ganar el Eurobasket. Al margen de las palabras, cuentan los hechos, y nosotros hemos hablado con hechos, no con palabras. 

-¿Le ves futuro a las Ventanas sin jugadores de Euroliga; le ves una solució factible o está mal planteado el problema?
. Mira, yo no soy político, puedo estar un poco más optimista que antes, pero no tengo muchos datos para opinar. Ahora, creo que más que estar quejándose constantemente de lo que es una realidad que los entrenadores no podemos cambiar, más nos valdría a nosotros, hacer lo que hicimos en España. Esta es la realidad y nosotros hemos hecho lo mejor posible dadas las condiciones en las que nos movemos. No buscamos excusas cada vez que perdemos, sino que valoramos lo que tenemos. 

- Hace unos días, España logró subir al puesto 1 del ranking FIBA. Honestamente, ¿cuánto creés que tenés que ver en eso y en que España haya llegado al podio en todas las categorías masculinas y femeninas en los europeos de este último año?
. Es una consideración que no me toca a mí. Lo que sí puedo decir es que la cantidad y calidad del baloncesto americano está por encima de cualquier otro país y, si lo hacen medianamente bien, tienen que arrasar en todas las categorías, de aquí al final de los tiempos. Ahora, como pasó en el 2019, en el Mundial que ganamos, participó Estados Unidos con un gran equipo y un gran entrenador, pero en una competición puntual se dieron circunstancia que hicieron que España y Argentina terminaran en la final. Eso puede pasar. Y así veo al ranking. Es un hecho simbólico y muy importante para España, que es un país morfológicamente no diseñado para el baloncesto, y lo que ha conseguido lo hizo en base a un grandísimo trabajo desde la base hasta el vértice. Y hay que estar muy orgulloso de eso. Pero no podemos decir que España es el movimiento número uno del baloncesto mundial. Sería arrogante, presuntuoso e incorrecto. En todo el resto, creo que ese legado, los hechos, es lo más importante. Una filosofía, una identidad, un sentido único. Cuando veo incluso a Federaciones de alto nivel me cuesta pensar cómo no lo ven, porque no es un tema de medios, es cuestión de trabajo y de tener ideas claras de cómo hacer las cosas. Ese legado es más importante que los títulos y me siento orgulloso porque hace dos semanas hicimos una reunión con todos los entrenadores de cantera y estábamos ahí para redibujar, afinar, ajustar, cómo queremos vivir, entrenar, jugar...ataque, defensa, metodología, en nuestras selecciones. Desde la U14 hasta el primer equipo. Eso es lo que queda y es de lo que me siento extraordinariamente orgullos, porque lo comparto con un número de personas de altísima calidad, con menos exposición que los grandes jugadores, pero que merecen ser considerados como piezas importantísimas dentro del gran momento que vive el baloncesto español.

- Pequeño extra porque hablamos poco de la Virtus. ¿Vas a ir por Campazzo?
. No, no tenemos la posibilidad. Ojalá en un futuro, si no se compromete por mucho tiempo, pero ahora mismo no tenemos ni a nivel de ficha, ni a nivel económico, la posibilidad. Me encantaría pero lo veo muy difícil. 

-¿Cómo puede ser que un jugador como Facu, Top 3 de Europa en su puesto, no pueda jugar en la NBA?
. Es una pregunta legítima, pero que merecería otro capítulo u otro libro.

 

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

 

 

 

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