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¿Existen las casualidades? Una pregunta que muchos intentan responder día tras día. Quizás jamás aparezca la respuesta. Lo mismo con la mala suerte y las supersticiones. Pero si hubo un año en el que todo pareció indicar un aura negativa fue en 1986, año en el que se celebró el Draft de la NBA.  

Todo se dio un 17 de junio de ese año, el día en el que tuvo lugar el sorteo por el que muchos jóvenes llegan a la liga de Estados Unidos. El primer pick fue para Cleveland Cavaliers, que eligió a Brad Daugherty. Desde ese momento, la suerte comenzó a ser un factor, y no en el buen sentido. 

El segundo pick lo tenía Boston Celtics y su elección fue Len Bias, una de las mayores promesas universitarias de la época. Después llegó Chris Washburn a Golden State Warriors y Chuck Person a Indiana Pacers.  

Además, conforme la noche fue pasando los picks malditos se fueron seleccionando y en el puesto 60 los Blazers eligieron a Drazen Petrovic, la joya croata que ya se había aburrido de ganarlo todo en Europa. ¿Otra Curiosidad? En el puesto 94 los Knicks seleccionaron a Jerome Mincy, un jugador que después tendría minutos y gran protagonismo en la Liga Nacional.  

Ya pasaron cuatro párrafos y el significado del Draft maldito todavía no se conoció. El nombre adquirió protagonismo a medida que fueron ocurriendo los accidentes posteriores. El primero fue Bias, quien murió por una sobredosis de cocaína apenas dos días después de haber sido elegido por Boston Celtics.  

En complicidad con una época en la que la cocaína y las drogas estaban de moda en la NBA (y en todo Estados Unidos), Chris Washburn, William Bedford y Roy Tarpley también tuvieron problemas de esta magnitud, pero por suerte ninguno murió. 

La segunda víctima, que afortunadamente no falleció, fue Mike Williams, que quedó inválido luego de un tiroteo. La otra muerte sucedió en 1993, cuando Drazen Petrovic murió en un accidente de tráfico cuando un camión se cruzó en el camino de su auto en Denkendorf, en el estado alemán de Baviera, a unos 100 kilómetros de Múnich. La cuarta víctima fue Kevin Duckworth, quien falleció a los 44 años, mientras visitaba la costa de Oregón, al parecer por un problema cardíaco.  

Pero no todo es malo y fue uno de los sorteos que más jugadores estelares produjo desde la segunda ronda. Talentos como Mark Price, Dennis Rodman, Jeff Hornacek y Arvydas Sabonis son los mejores ejemplos que demostraron que no todo es negativo.  

¿Fue un Draft maldito? Por las muertes se podría decir que sí. Sin embargo, una época complicada y el mero desencuentro de algunos hechos desafortunados argumentaría lo contrario. Nunca está de más recordarlo, por lo bueno... y por lo malo.