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Hay muchos What if en la historia de la NBA, pero pocos como el traspaso fallido de Chris Paul a los Lakers. El por entonces jugador de New Orleans estuvo virtualmente en Los Angeles, pero finalmente no pasó, en un trato que involucraba también a Luis Scola.

Así lo cuenta el libro Luis Scola, El Abanderado:

Poco antes de que comenzara la temporada 2011/12, el futuro de Luis estuvo a punto de sufrir un giro radical. Y eso explicaría mucho de lo que vendría luego. En los primeros días de diciembre, tres franquicias habían acordado un traspaso múltiple (algo común en la NBA), que involucraba nombres de peso. El más importante era el de Chris Paul, base de New Orleans. ¿Su destino? Los Lakers. ¿El tercer equipo que participaba del traspaso? Houston, que se llevaría a Pau Gasol. Los Hornets, en tanto, iban a recibir de parte de Los Angeles a Lamar Odom y de los Rockets a Kevin Martin, Goran Dragic, una elección de primera ronda del draft de 2012, otra elección futura y… a Luis Scola.

Según reportaron los medios estadounidenses, el acuerdo duró 45 minutos. Menos de una hora pasó desde que fue sellado entre las partes hasta que David Stern, el comisionado de la NBA, lo vetó. Pudo hacer esto porque un año antes la franquicia de New Orleans, debido a dificultades financieras, había sido comprada por la propia liga para mantenerse a flote. Esto había convertido a la National Basketball Association en propietaria del equipo y Stern, como líder de la misma, era la voz representante de las otras franquicias, que venían a ser co-dueñas de los Hornets. El comisionado objetó el traspaso y lo dejó sin efecto.

En la cabeza de Scola fue inevitable que se cruzara una sensación: si pese a haber firmado una importante renovación un año y medio antes y a ser uno de los emblemas de los Rockets, la oficina ejecutiva había buscado traspasarlo y no había podido, ¿qué certeza tenía de que eso no volviera a ocurrir? Por eso, enseguida se reunió en privado con Kevin McHale, el nuevo entrenador, quien le dijo que tenía dos opciones: quedarse lamentándose por lo que había sucedido o salir a luchar por lo que le correspondía. Después del entrenamiento, las palabras del coach dejaron claro qué había decidido el ala pivote: “Tuvo una práctica tremenda. Me impresionó y me dio orgullo cómo salió a entrenarse. Demuestra que es un profesional, que le importa esto, que tiene carácter”.

El propio Luis, incluso, se permitió bromear al respecto pero también sacar valiosas conclusiones: “No sabía lo que pasaba ayer, no sé qué pasará hoy… Ahora estoy acá y estoy contento. Si me llamás en 10 minutos y me decís que tengo que ir a otro lado, me adaptaré. En algún punto fue hasta gracioso. Gente que me llamaba y me hablaba de una forma, y al rato me volvía a llamar y me decía: ‘Olvidate lo que te dije’. Me llamaron tanto… Parecía que me estaba muriendo. Lo bueno es que ahora estoy preparado para todo. Después de lo de anoche, sé que puede pasar cualquier cosa”.

Eventualmente, Scola mantuvo su lugar en Houston y volvió a demostrar vigencia y resistencia: con 31 años, jugó los 66 partidos de la temporada, todos ellos como titular. Pero también mostró su característico liderazgo.