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El Mundial 2023 mostró un avance del básquet FIBA hacia lo que es la NBA, y una de las muestras claras fue que este se trató de un torneo de perimetrales, con muy pocos pivotes destacados. Y lo más destacado es un quinteto ideal sin internos, apostando al “small ball”.

Dennis Schroder, Luka Doncic, Shai Gilgeous-Alexander, Anthony Edwards y Bojan Bogdanovic integraron el mejor equipo de un torneo

Entre los ocho primeros de la Copa del Mundo, solo Nikola Milutinov en Serbia (12.1 puntos y 8.4 rebotes) y Jonas Valanciunas en Lituania (14.8 unidades y 8.8 recobres) fueron los pivotes que tuvieron fuerte importancia en ambos costados para sus equipos. Sin embargo, también sufrieron frente a equipos que apostaban a bajar la estatura y ante los cambios defensivos, algo que se vio seguido en la competencia.

Si desde lo individual se destacaron Lauri Markkanen, tercer goleador en promedio del torneo con 24.8, Karl-Anthony Towns, quinto con 24.4, Rondae Hollis Jefferson, sexto con 23.6, y el nacionalizado japonés Josua Hawkinson, séptimo con 21 unidades de media. Todos ellos igualmente se caracterizan por un juego más de frente y con menor juego de espaldas, más adaptados al juego de transiciones y donde todos pueden subir la bola.

Alemania, sin ir más lejos, no tuvo pivotes del estilo clásico, con internos móviles como Johannes Voigtmann, Johannes Thiemann, Daniel Theis y hasta varios momentos con Moritz Wagner haciendo las veces de ala pivote. Eso les permitió mayor versatilidad ofensiva y sin tener una referencia clara que quite espacios para penetraciones. Si se quiere, de este cuarteto el que más jugó de pivote clásico fue Theis.

A su vez, Canadá y Estados Unidos prescindieron de la figura del pivote prácticamente, con los estadounidenses llegando a jugar cinco abiertos y con Paolo Banchero de pivote para defender. Los canadienses tuvieron a Dwight Powell con muchos minutos en esa posición.