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Los primeros años de la Generación Dorada no fueron fáciles fuera de la cancha, con una Confederación que no estaba en su mejor momento y algunas situaciones difíciles. Sin embargo, esto no bajó el nivel de compromiso de los jóvenes jugadores, con Manu Ginóbili entre esas figuras emergentes.

Sin embargo, eso estuvo a punto de cambiar en 1999, cuando volvían de un Panamericano y Manu había pagado de su bolsillo el sobrepeso del equipaje de todo el equipo argentino. Sin embargo, no había pasajes para todos en el mismo vuelo, y allí apareció el enojo del bahiense.

Y entre Sergio el Vasco Aispurúa, gran referente de esos comienzos para la Generación Dorada, y Julio Lamas, el entrenador argentino de aquel momento. En una charla con Arroban, contó: “Vino corriendo el Vasco corriendo y me dice ‘andá porque a Manu lo están dejando para el vuelo siguiente, tiró los bolsos y dijo que si lo dejan no juega más en la selección’”.

A lo que el ahora asistente de Abel Balbo en Central Córdoba no dudó ni un segundo: “Fui corriendo y lo subí a Manu, bajé a otro y solucioné el problema”. Sin quererlo, entre el Vasco y Lamas permitieron que el mejor jugador argentino de la historia siguiera con su historia y terminara en el olimpo del deporte argentino.

“Manu tenía un compromiso con el equipo nacional que después lo sostendría todo el tiempo que estuvo” contó Lamas.