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Cuando Manu Ginóbili llegó a la Kinder Bologna, todavía se creía que al argentino le faltaba pulir varias cuestiones de su juego para ser una estrella. Sin embargo, la suerte le jugó una buena pasada y le allanó un poco el camino.

Es que el escolta llegaba para ser suplente de Predag Danilovic, la gran estrella yugoslava del equipo italiano. La estrella de la Virtus tenía experiencia NBA y había logrado la plata con su selección en Atlanta 1996, además de cuatro oros y un bronce en los Europeos. Además, había sido MVP de la Lega italiana en la 1997-98 y había logrado la Euroliga en 1998.

En una nota con El Gráfico, Manu decía: “Yo había ido para otro rol. Iba a ser sexto hombre y la idea era que tomara experiencia con Danilovic, que en ese momento era uno de los mejores de Europa”.

Pero algo pasó. “el día de la presentación del equipo me empezaron a tirar indirectas del estilo: ‘¡Qué suerte tuviste, justo ahora se viene a retirar!’. Yo no sabía nada. Hasta que leí el anuncio de que dejaba el básquet. Una locura”. Efectivamente, su compañero había anunciado su retiro con tan solo 30 años y lastrado por las lesiones.

“Me había mentalizado para otra cosa y además quería aprender con él. Al menos en el primer año”contaba Ginóbili.

El resto es historia, el argentino tomó la posta y terminó siendo la enorme figura de la Virtus. “Me terminó saliendo redondo porque ganamos todo y yo pude destacarme”.

Por su parte, años después, Ettore Messina recordó esa temporada en una entrevista con Adrian Wojnarowski y contó lo que pensaba: “Siempre voy a recordar algo: en su primer partido de Euroliga no anotó ningún gol de campo, creo que solo convirtió algún tiro libre. Termina el partido en Grecia y le digo a mi asistente: si él va a ser nuestra primera opción ofensiva, estamos en muchos problemas. Seis meses después, Manu fue el MVP de las finales".