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Luis Scola y el triple, un trabajo de hormiga que dio grandes frutos

21:14 06/12/2024 | El gran capitán pasó años entrenando el tiro de larga distancia hasta que lo puso en práctica con la Selección Argentina como un arma clave en el cierre de su carrera.

Scola, infalible con el tiro en 2019 (FIBA)

Luis Scola fue un jugador que no paró de evolucionar hasta su último partido. Tal es así que se adaptó al juego moderno del triple, siendo que casi toda su carrera se trató del tiro de media distancia y movimientos de espaldas en la pintura como todo pivote de inicios del siglo XXI requerían.

Como contó Mauricio Codocea en Luis Scola, El Abanderado, su evolución fue un trabajo de hormiga y bien planificado.

En todo su paso por Ferro, tiró tres tiros de 3 puntos (y acertó uno). En ocho temporadas en la primera división de España, lanzó 15 (y anotó sólo 2). En sus primeras cinco campañas en la NBA, tomó 17 (metió 1). Ya en su primer año en Phoenix (2012-13), alcanzó los 16 en un solo torneo. Y de repente, en la única temporada en Toronto (2015-16), tiró nada menos que 161 triples y pasó de un porcentaje de acierto bajísimo a un excelente 40%. Hasta entonces, en toda su vida profesional en la máxima categoría, había tirado menos de la mitad de esa cifra.

Pero lejos estuvo de ser una mera casualidad. Como todo en su trayectoria, había sido detalladamente planificado. Lo había empezado a practicar siete años antes. Sí: ese fue el lapso que se tomó para perfeccionar la mecánica hasta que sintió que sus triples estaban listos para ver la luz. “En 2011 ya trabajaba que todos sus ejercicios físicos en cancha terminaran en tiros de tres puntos -afirma Marcelo López-. No es que decidió un día empezar a hacerlo y lo hizo: pasó años entrenando eso”.

Tal fue el tiempo que le dedicó Scola al lanzamiento a distancia que comenzó a ensayarlo cuando la línea perimetral en los torneos FIBA todavía estaba a 6,25 metros (pasó a los 6,75 en octubre de 2010). Casalánguida lo recuerda como parte efectiva de la rutina de Scola para aquel primer Preolímpico que compartió con él: “Ya desde entonces se había embarcado en la búsqueda progresiva de prolongar su carrera agregándole cosas a su juego. Luis basaba todo en las estadísticas y en la NBA tenía cifras para absolutamente todo. Así que se las traía para cotejarlas con nosotros. Por ejemplo: en una rutina de 100 lanzamientos, quería tener una efectividad del 75%, porque cuando al tiro se le agregaba oposición, su porcentaje disminuía a la mitad”. Y la obsesión no le permitía anotar ni uno menos. “Si tenía que tirar 500 veces hasta alcanzar ese 75%, lo hacía”, agrega.

Los asistentes estaban para ir acercándole los números, pero desentenderse del asunto no iba de la mano con la lógica Scola. “Luis te cedía la responsabilidad de que llevaras la cuenta, pero él la tenía presente todo el tiempo. Y si te equivocabas, te lo hacía saber. Las formas en que te lo decía dependían del día”, recuerda Nicolás sin poder evitar tentarse al viajar en el tiempo a aquellos días. “Nosotros siempre le sugerimos que incorporase el triple a su juego -asegura Sergio Hernández-. Él nos respondía: ‘Cuando lo tenga que hacer, lo voy a hacer’. Y así fue: cuando vio que el juego se alejaba del aro, lo hizo”.

Scola incluso sorprendió a su propio padre. “Un día lo estaba ayudando a entrenarse y se puso a tirar triples -recuerda Mario-. Y yo le pregunté: ‘¿Qué, vas a empezar a tirar de tres ahora?’. ‘El básquet moderno va a jugarse así: si sos pivote o ala pivote y no tirás de tres, no vas a conseguir contrato’, me respondió. Te estoy hablando de que faltaban años para ver el básquet que vemos hoy”.

Marcelo López lo certifica y amplía: “Él me decía eso: ‘Hoy no puede haber ningún jugador de básquet que no tire de 3 puntos. La cancha se hace muy chica, no hay espacio para nadie. Si vos vivís debajo del aro, para tu defensor es mucho más fácil marcarte. Pero si vos, sin tener una efectividad altísima, sabés salir a tirar, le creás un problema a tu marca. Abrís la defensa, tenés más espacio para la penetración’. Yo no lo dudaba porque lo decía él, pero pensaba... Y también pensaba que en el torneo siguiente lo iba a usar, pero no fue así: él esperó a tenerlo afianzado, a estar seguro, a que los demás estuvieran seguros de él”.

Manu Ginóbili, en su momento, hasta le dedicó una de sus columnas en el diario La Nación a esta faceta del juego de su gran amigo: “Se entrenó mucho antes de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero después, cuando empezamos la preparación, no vio el lugar; no le entraron los primeros dos o tres tiros y lo dejó de lado. La adaptación al tiro de tres se fue dando de a poco. Con los años, primero se destacó por ser un típico hombre de pintura, de giro por la línea; luego pasó a ser un confiable jugador de tiro a media distancia, de tiro libre. Cuando lo dominó, porque pasó a ser súper confiable de tiro libre, fue un paso más atrás, y otro más. Siempre le agrega algo a su juego”.

Ya en 2016, en los Juegos Olímpicos de Río, tiró una media de 3.4 triples por juego con un alto 47%. Desde allí siguió y tuvo un pico importante con 38% en 3.6 en el Mundial de China 2019, mientras que cerró su carrera con 5.3 triples por juego y un 44% de acierto en los Juegos de Tokio 2021.

Alejandro Malky / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @alemalky

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