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La despedida de Luis, finalmente ocurrida en los Juegos Olímpicos frente a Australia, es un momento muy especial y emotivo para nosotros los argentinos, porque de alguna manera él fue el último eslabón de aquel equipo que consiguió tantos éxitos, como la Generación Dorada. 

Luis era el último que se mantenía activo en la selección (Carlitos Delfino sigue jugando en Italia), y por eso creo que cuando salió ante Australia y todo se paró paran homenajearlo, fue un momento muy especial para el básquetbol argentino. También para el básquet FIBA, porque lo que hizo Australia con Luis demostró lo que significó Luis y, en parte, la Generación Dorada para todo el mundo. Era el final de una era. 

Luis se hubiese merecido un homaneja mucho más importante incluso, pero el contexto y la pandemia hizo que fuera en una cancha sin público, algo injusto. Solo con recordar lo que pasó en Río con Manu, con el estadio repleto ovacionando, marca esa diferencia. 

En cuanto a Luis jugador, creo que fue el jugador más importante de la historia de la selección argentina. En eso, es el número uno, y tiene un significado importante, porque su figura ha sido trascendental en este proceso tan exitoso de la selección. 

Luis, estoy orgulloso de haber compartido mil batallas con vos. Parecía que seguirías jugando por toda la eternidad, pero llegó el día de decir adiós. Podés soltar tranquilo al jugador y meterte en esta nueva tarea. No te quedó nada por dar. Abrazo del alma.