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Triunfazo de Unión, por donde se lo mire. Porque ingresó en la recta final de la fase regular, porque enfrente estaba otro equipo con el mismo objetivo: zafar del playout.

El Tate se impuso por 86 a 73, en un partido que destrabó pura y exclusivamente por el talento, la jerarquía y la capacidad anotadora de Andrés Jaime. Es insoslayable situarlo en el peldaño superior.

Pero para que eso suceda hubo un partido de atrás para adelante, con momentos, defensivos y ofensivos de cada uno de los que pisaron la cancha. La consigna de movida: Godoy sobre Mosley, una de las puertas para limitar al rival.

Everett y Basualdo junto a Hure se repartieron para armar un gran cerco reboteador, el segundo y el tercero el DT Ponce se lo dejó a Bertona, que supo leer la defensa y se agrandó cada vez que ejecutó. Atenas raspó con Cantón, tuvo mano caliente en Díaz. El juego fue de aciertos, errores y rachas. Nada hacía suponer un final tan holgado.

Pero volvemos al inicio de esta crónica: Andrés Jaime. El canterano tomó el control, aceleró cuando hubo que hacerlo, no le tembló el pulso al momento de gatillar y su racha inmensa de 16 anotaciones terminó por quebrar y frustrar al más ganador de la Liga Nacional.

Unión celebró con su gente, que nuevamente lo apoyó y que se ilusiona con recibir al equipo después de su última gira para jugar también esas cinco finales en pos del objetivo principal: conservar la plaza en la elite.

Boxscore oficial del partido