Tras el legado familiar, la historia de Phillip Lockett
19:17 11/03/2022 | El interno de Peñarol vive su mejor momento en la Liga, pero tiene una larga historia de trabajo superación constantes desde las ligas provinciales.
La Liga Nacional tiene historias por doquier, y una de ellas es la de Phillip Lockett. El interno de Peñarol pasa por su mejor momento como profesional, pero viene de lucharla desde bien abajo para llegar a la actualidad en el Milrayitas.
“Me siento en el mejor momento. Pienso que uno tiene que tratar de superarse temporada a temporada y se me viene dando. Eso me pone muy contento y obviamente siempre quiero más y voy por más”.
Su historia comienza en Netanya, Israel, donde su padre, Phillip Lee Lockett, jugaba. Sin embargo, es argentino y su infancia transcurrió en La Banda. A pesar de su conexión con el básquet obvia por herencia, sus comienzos deportivos no fueron con la pelota naranja, sino con las artes marciales: “La conexión siempre estuvo porque la pelota estuvo siempre cerca, tenía un aro de básquet en el patio de mi casa. A media cuadra había una cancha de básquet donde jugaba con mis amigos, siempre estuve cerca del básquet. Mi papá es amante de las artes marciales y siempre las practicó, con mi hermano menor hacíamos entrenamientos con él, entonces nos propuso llevarnos a taekwondo para conocer la disciplina, nos gustó y hasta los 14 años me dediqué más que nada a eso”.
Al poco tiempo, llegó a Independiente BBC de la mano de un amigo: “Yo tenía un amigo, que su papá era entrenador y exjugador, Acosta en Santiago del Estero, que dirigía en Independiente BC, que fue el club donde yo inicié. Fui un par de veces, pero no me atraía mucho, no me gustó. A los 13 años me convenció y ahí fue que empecé mi camino por el básquet en Independiente”.
Un inicio profesional en Ben Hur y bajar para buscar minutos
Cuando aún era juvenil, fue reclutado por Ben Hur, donde debutó con solo 17 años y en un club que le cambió la vida. “Fue algo tremendo, una experiencia increíble Ben Hur. Yo venía del amateurismo total y encontrarme con todo ese nivel de profesionalismo, porque Julio Lamas venía de Europa y trataba de que toda la estructura estuviera a esa altura, entonces para mí fue un cambio muy grande. Fue muy enriquecedor, aprendí muchísimo esos años y me di cuenta de qué era lo que quería hacer a futuro”.
Sin embargo, después de tres años en el conjunto santafesino y de llegar a Quimsa, el interno decidió buscar minutos en otras categorías. “Fue un conjunto de cosas. Tuve una seguidilla de lesiones que hicieron que mi primer año de mayor en ese momento sea complicado encontrar un equipo de Liga. Yo tenía muchas ganas de jugar y decidí empezar de abajo”.
A su vez, conoció otra realidad distinta a los clubes de Liga en los que había pasado: “Justo se dio que empecé a jugar los Provinciales y cada experiencia fue muy enriquecedora. Por ahí en esos clubes en los que la estructura no es tan profesional, hay muchas otras cosas que lo equiparan, como la familia, la gente es mucho más allegada. Estuve en clubes donde todas las semanas una familia me invitaba a comer, me hacían sentir en casa, que la distancia no se sienta tanto, y son cosas que quedan”.
La vuelta a la Liga, un objetivo y un proceso
Pasos por Chaco, Entre Ríos y San Luís fueron los primeros dentro de una trayectoria larga. “Tuve experiencias hermosas y me ayudaron mucho en mi proceso. Tuve un momento donde estaba un poco peleado con el básquet, y cuando me sentí de vuelta a gusto, que sentí que lo estaba disfrutando nuevamente, y me puse como meta volver a la Liga, se complicó un poco porque hubo un momento en el que la Liga estaba un poco cerrada para los del ascenso, más allá de los números. Las propuestas que había desde lo económico no eran superadoras para uno que necesitaba el dinero y no se hacía muy seductora. Pero con templanza y paciencia pude retornar a la liga y estoy muy contento de mi proceso, por más largo que parezca”.
“Estaba jugando un Federal en San Luís y tuve una lesión en los ligamentos de la rodilla que atrasó un poco eso. Ahí fue que dije que tenía dos caminos, o me dedicaba a estudiar full time, que ya lo estaba haciendo, o me recupero, vuelvo con todo y llego a la Liga. Ahí fue que empecé, volví al Federal en Regatas de Concepción, que perdimos el ascenso contra Barrio Parque, ellos me contrataron para el TNA y ahí empecé el camino. Ahí empezaron mis ganas y mi plan de acción para volver a la Liga”.
El legado familiar, las comparaciones y el estudio como eje fundamental
Phillip desde un inicio fue comparado con su papá: “Es algo muy lindo, me llena de orgullo que se hable tan bien de mi papá. Yo crecí en La Banda y nunca lo pude ver jugar, salvo hace un tiempo que conseguí un fragmento de un partido de él con Olímpico contra San Andrés, entonces siempre me llevé por lo que me decía la gente, que me paraba y decía “ah sos el hijo de Phillip Lockett” y contar una que otra anécdota. Por ese lado me generó mucho orgullo. Después también cuando empecé a jugar, por ahí inconscientemente tuve una presión de ser hijo de, de tener la genética estadounidense, y de todo lo que esperan. Por ahí en una edad que uno no ha madurado, genera cierta presión y ansiedad”.
El legado familiar también se ve en el costado de la educación, donde su padre es Ingeniero y trabaja en Estados Unidos. “Mi papá y mi mamá son ídolos para mí, son ejemplo de superación constante por todas las cosas que vivieron. Él volvió a Estados Unidos y, además de trabajar muchas horas para mantener a su familia en Argentina, se dedicó a estudiar lo que él siempre le ha gustado mucho, todo lo referido a motores de autos y demás. Se dedicó a estudiar y no solo se recibió, sino que lo hizo con honores. Es un ejemplo y uno como hijo trata de seguir los pasos de los padres”.
Gracias a esto, Phillip no se quedó atrás y estudió a la par de jugar: “Estaba estudiando Biocombustibles, que la cortaron por falta de cupo. Después intenté una vez más estudiar Técnico en Seguridad e Higiene y como era una Universidad pública, la modalidad era a distancia, pero los finales eran presenciales, y con el tema de viajar hicieron que vaya perdiendo la regularidad, y fui perdiendo la motivación y el foco. Pude retomar los estudios con el coaching hace un par de años, me gusta mucho todo lo relacionado a lo emocional, lo que uno puede generar o ayudar al que tiene al lado, y me recibí. Hice una diplomatura de Coaching y liderazgo emocional, que me gusta mucho y es algo a lo que estoy tratando de seguir especializándome”.
A su vez, el padre estuvo muy presente y su relación actual no cambió a pesar de la distancia: “La relación es excelente. Los dos somos colgados y no hablamos tan seguido, pero siempre que hablamos estamos dos horas seguidas, porque vamos de un tema a otro y como pasan tres semanas o un mes que no hablamos, son muchas las cosas para hablar. De chico siempre fue de no tratar de imponer nada a menos que le pregunte o tenga una duda. Eso fue muy bueno para mí la verdad”.
La vuelta al máximo nivel, nueve años después
Después de grandes campañas en Barrio Parque, UNCAus, Oberá TC y Tiro Federal de Morteros, la Liga Nacional volvió a llamar a su puerta a través de Obras Sanitarias.
“Me encontré con una liga muy competitiva y justa para mí porque había una transición en cuanto a la dinámica de juego, y eso hizo que yo pueda destacarme para jugar tanto de ala pivote como de pivote, que, si bien hoy me toca marcar jugadores más fuertes, altos y pesados, con la dinámica con la que se juega hace que se pueda equiparar eso. Además de que yo particularmente emocional, mentalmente y físicamente me sentía en mi mejor momento. Fue en el momento justo”.
A partir de eso, Libertad y Platense fueron sus dos pasos previos a llegar a Mar del Plata, aunque también jugó en Cocodrilos de Venezuela y Tigrillos de Colombia.
La consolidación en Peñarol y el sueño de ir por más
Lockett llegó como refuerzo para esta temporada en un Peñarol que sorprendió a todos y se encuentra en la segunda posición de la Liga Nacional. “Teníamos la ilusión de esta actualidad, trabajamos mucho para esto. Teníamos el objetivo de playoffs y estamos más arriba de lo que pensábamos, pero la realidad es que trabajamos para eso, nos iniciamos con esa ilusión de pelear algo grande, y hoy lo estamos logrando. Igual es muy largo y falta mucho”.
Phillip se encontró con un club particular y muy pasional como el Milrayitas: “Es un club con mucha historia, que trata de hacer valer su historia con el presupuesto que tenga, y trata de ser competitivo y dejar a la institución lo más arriba posible. El club es tremendo y me encontré con hinchas que alientan constantemente. El apoyo que hay constante es muy bueno y motiva a querer seguir por este camino”.
Tanto Leandro Ramella como su estilo de juego le permitieron dar un paso adelante en su juego: “La base parte del cuerpo técnico y su filosofía de juego, además de la manera que Leandro Ramella que quiere que juguemos, que va con mi estilo de juego y lo que yo quiero, que es un equipo dinámico, solidario, con volumen de juego y pases, y eso a mi me sienta bien. Jugar a partir del pick and roll son situaciones que me siento muy cómodo. También cuando el grupo está unido y la propuesta es esa, a jugadores como yo nos puede potenciar, y trato de aprovecharlo y lo estoy disfrutando mucho también”.
Por último, hizo un balance de la temporada hasta ahora: “Estamos muy bien. A lo largo de la temporada nos costó mucho poder competir con el equipo completo, hemos tenido ese desafío de suplir ausencias y en ese sentido los chicos lo vienen haciendo muy bien y muy contento por eso. Somos un equipo que sigue en construcción. Es una liga muy competitiva, pero nosotros nos enfocamos en seguir mejorando, hoy estamos segundos y queremos más. Eso es lo que rescato de esta familia, que tiene mucho hambre y no se conforma, queremos más y tenemos la ilusión intacta”.
Una pieza clave en un Peñarol que sueña con pelear por toda la gloria, y un Phillip Lockett que después de lucharla desde abajo se encuentra en su lugar soñado.
Alejandro Malky / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @alemalky
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