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El básquet argentino ha tenido grandes nombres, pero pocos tan resonantes como Byron Wilson, el escolta estadounidense que dejó una huella imborrable en la Liga Nacional (LNB). Nacido en Gary, Indiana, y formado en la Universidad de Utah, Byron llegó a Argentina en 1994 para cambiar la historia del básquet local. Su carrera se construyó no solo en base a puntos, títulos y récords, sino también por la entrega total hacia su equipo, convirtiéndose en el extranjero más laureado en la historia de la LNB, con cuatro títulos y tres premios al MVP de las finales.

Desde su llegada, Wilson demostró ser un anotador compulsivo, promediando 30.1 puntos en su primera temporada con el Sport Club de Cañada de Gómez. Su primera gran consagración llegó en la temporada 1996/97, cuando fue pieza clave en el primer campeonato de Boca, uno de los clubes más emblemáticos del país. Aquella campaña marcó el inicio de una carrera plagada de éxitos y hazañas.

El punto más alto de su carrera llegó en la temporada 2000/01 con Estudiantes de Olavarría, equipo dirigido por Sergio Hernández, donde Byron ganó su segundo campeonato de LNB y fue elegido MVP de las finales. A su vez, conquistó la Liga Sudamericana, el Panamericano de Clubes y la Copa de Campeones, logrando un triplete que consolidó a Estudiantes como un equipo temible. Su voracidad por el triunfo era evidente, como lo demuestran sus tres títulos de MVP en finales (1997, 2001 y 2003), un logro único para un jugador extranjero en la historia de la liga.

Su cuarto título en realidad fue el tercero. Ganó en 1997 con Boca, en 2001 con Estudiantes y en 2003 con Atenas. El estadounidense jugo en el Griego durante la 2002-03, una campaña antes de su segundo título con Boca. Tal como el rey midas, Byron tocó al equipo y fue campeón. Con 9 partidos fue parte del plantel campeón de esa campaña fantasma en muchos de los registros del norteamericano.

Los números de Byron hablan por sí solos. Es el octavo máximo anotador histórico de la LNB con 11,149 puntos, siendo el líder entre los jugadores extranjeros. Esta marca fue alcanzada en 570 partidos, una cifra impresionante que ilustra su consistencia y longevidad en la competencia.

Wilson es historia también por la cantidad de camisetas que vistió. El estadounidense pasó por 10 clubes; Sport Club, Boca, Roca, Estudiantes (BB), Quilmes, Estudiantes (O), Atenas, Obras, El Nacional y Peñarol. Está entre los jugadores que más cambió de equipo, siendo el único extranjero de entre los primeros 15. Evidentemente, a Byron le sentaba bien el país.

Si algo define a Byron Wilson es su humildad y el compromiso con sus compañeros. El mismo Sergio Hernández relató que, tras una actuación de casi 40 puntos en su debut con Sport Club, la primera preocupación de Byron fue saber si eso era lo que su equipo necesitaba. "Lo que yo quiero es hacer lo que haga falta para que el equipo gane", le dijo al entrenador. Esta frase resume a la perfección el espíritu de un competidor feroz, pero también de un compañero generoso que siempre puso al colectivo por encima de sus propios logros individuales.