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Noviembre del año 2000: 21 para ser exactos. En La Bombonerita, Boca recibe a Atenas. Los locales, dirigidos por Néstor García, habían empezado finos la temporada, con 7 ganados en 8 partidos, pero llevan dos caídas seguidas. Atenas domina y, sobre el final, ya con el resultado definido a favor de los cordobeses, Marcelo Milanesio sale corriendo desde su campo y, cuando lo sale a defender Luis Villar, le tira la pelota por un costado, la va a buscar por el otro (¿ahí la aprendiste Campazzo?) y luego le da un pase genial a Walter Herrmann para la volcada. Aplausos incluso de los de Boca. 

Al retornar para su campo, Marcelo se topa con Villar, excompañero en Atenas, y el Mili lo saluda como reconociéndole el talento y lo que le había hecho. Nadie lo notó especialmente, salvo el mandamás del básquet de Boca en ese entonces, Orlando Salvestrini, que salió como una tromba hacia el vestuario apenas terminó el partido 90-80 para Atenas. 

Salvestrini, que era de entrar al vestuario y hablar, o incluso ponerse bravo con los jugadores, no se podía controlar. Les dijo de todo, que no tenían actitud, pero se la agarró sobre todo con Villar. ¿Cómo se le iba a ocurrir saludar a un rival en pleno partido después de una jugada así? A la salida, Salvestini habló con la prensa: "Los jugadores saben cómo es Boca, conocen su mística y que todo se vive con extrema pasión. Yo se lo recuerdo a los basquetbolistas nacionales que contratamos y a los extranjeros los llevo a visitar el estadio o los invito a ver partidos de fútbol. Y entienden. Por eso, no acepto que jugadores como Villar anden a los saluditos con los rivales en la cancha", publicó La Nación. 

Tan loco se puso Salvestrini que quiso rescindir el contrato de Villar, algo que el jugador claramente no aceptó. Mili también habló: "En los códigos del basquetbol todos sabemos que ese tipo de jugadas merecen, después, otra como réplica y si acepté chocar la mano de Marcelo fue porque el vino hacia mi poniendo carita de lástima, como pidiéndome disculpas. Lo que más me duele es que me hayan dicho que soy un jugador pasivo. Yo nunca me destaqué por el talento y hasta se me puede criticar por errar un tiro bajo el aro, pero jamás por no luchar o no ser combativo. Siempre me caractericé por meter el físico y pelearme con todos bajo el aro". 

La historia pasó y, paradójicamente, ese Boca se metió en semifinales, cayendo ante el luego campeón Estudiantes de Olavarría 3-1, mientras que Atenas se quedó por primera vez en su historia afuera de las semifinales, cayendo en cuartos ante Quilmes, de local, en un quinto partido inolvidable, de la mano del fenomenal Milton Bell.