Basquetplus.com

Cuando Mauricio Macri ganó por primera vez las elecciones en Boca el 13 de diciembre de 1995, el equipo de básquetbol del club competía con una aspiración máxima de llegar a semifinales. Julio Lamas era el coach y Clarence Hanley, Luis Villar, Gustavo Fernández, Claudio Farabello y Robert Siler eran sus principales figuras y no les daba más que para eso. No conseguirían pasar los cuartos de final, cayendo ante Olimpia, que luego sería campeón.

Para ese entonces ya estaba al mando del departamento de básquet el elegido por Macri: Orlando Salvestrini, un personaje increíble. Salvestrini era la mano derecha de Franco Macri en SOCMA y manejaba Itron, una de las empresas del grupo. Había vivido 13 años en Nueva York, donde se había hecho fan de la NBA. Le gustaba el básquet, pero era un peso pesado. No se andaba con chiquitas. 

Terminó la temporada y cuando se reunió con Lamas para armar el equipo del año siguiente, le dijo claramente: "Hay 880.000 dólares de presupuesto". Para cualquier argentino, esa era una frase relativa. Bueh, 880, 900, 950... más o menos lo mismo. Pero Salvestrini, capo en finanzas y habituado a manejar fortunas (luego fue creador de Pago Fácil, por poner un ejemplo), 880 era 880. No 881. 880. 

Se decidió mantener a Villar y Fernández de los titulares, varios suplentes (Festa, Chapero, Lolo Farabello) y fueron primero por Jerome Mincy. Fichado. Ahí empezó una historia especial que contaremos en otro artículo, donde atacaron por Marcelo Milanesio y, Salvestrini por su cuenta, por Hernán Montenegro, que llegó a estar casi fichado. Hablaremos pronto de esto. 

La cuestión es que se cayeron ambas opciones. Lamas quería Lucius Davis, un fantástico alero que jugó en Deportivo Roca, pero fichó en Grecia, y cerró a Byron Wilson. Y tenía una jugada mágica: Juan Espil. Pero Espil ya tenía su cabeza pensando en Baskonia. Se produjo entonces un desayuno entre Lamas y Salvestrini. Cuando se puso sobre la mesa el tema Espil, Salvestrini le dijo a Lamas: "Te dije que tengo 880.000 dólares, no 920.000, y yo le prometí a Macri que el básquet se iba a autofinanciar". 

La solución, más allá de que Espil finalmente se fue a España, fue Ariel Bernardini. Cuando Lamas se lo dijo a Salvestrini, la cuenta cambió drásticamente. Ahora sobraban 40.000 dólares del presupuesto. "Si salís campeón, te los doy de premio por esta decisión", le dijo Orlando, sabiendo que era una locura pensar en Boca campeón estando uno de los mejores Atenas de la historia enfrente, por ejemplo. 

La cuestión es que con ese grupo, más un joven Gaby Fernández, que llegó cuando se cayó lo de Montenegro, Boca armó un equipo muy sólido, que pudo romperse cuando en el segundo mes Salvestrini atacó mal a Mincy por un par de derrotas. Jerome se quiso ir, pero se quedó, ganaron 11 partidos seguidos, aprovecharon la caída de Atenas ante Independiente de Pico en semis 3-2 en Córdoba y liquidaron la final 4-1, de forma muy contundente. Y Lamas, además de los 10.000 dólares que tenía de premio firmado por entrar entre los 4 primeros, se llevó otros 40.000: negocio redondo. Campeón por primera vez y con un extra importante como para unas buenas vacaciones.