Basquetplus.com

Hay historias que parecen guionadas por el mejor cine deportivo, y la de GEPU en esta Liga Federal encaja perfecto. En Colonia Caroya, el equipo de San Luis dio un golpe inolvidable: remontó 14 puntos en el último cuarto, forzó dos suplementarios y venció a Bochas por 99 a 94 para meterse entre los mejores cuatro de la Conferencia Oeste. Pero no fue solo un triunfo con sabor a hazaña: fue también el capítulo más emocionante de la familia Costa, con papá Rafael —campeón con el Lobo en los ’90— como entrenador, y sus cuatro hijos —Valentín, Santiago, Joaquín y Julián— jugando juntos un partido que ya es parte de la leyenda puntana.

GEPU venía de eliminar a Almafuerte de Las Varillas, y llegó a este tercer partido ante Bochas con la serie empatada y el sueño intacto. Cuando todo parecía perdido, con un 56-42 en contra al iniciar el último cuarto, el Lobo sacó pecho y lo igualó en 73 gracias a un parcial de 31-17. En los suplementarios, fue pura sangre fría y corazón caliente: Valentín Costa se puso el equipo al hombro con 30 puntos, 14 rebotes y 4 asistencias, mientras que Santiago sumó 24 puntos y 9 rebotes,Joaquín hizo 10 y Julian 3, consolidando la actuación de una familia que ya no solo emociona, sino que también gana.

Lo de los Costa no es marketing ni capricho: es proyecto, es formación, es identidad. Valentín, con recorrido en la Liga Argentina y en Comunicaciones, fue determinante; Santiago y Joaquín, con experiencia en otras ligas regionales, manejaron los tiempos del partido; y Julián, con apenas 17 años, ya se mete en las rotaciones como si llevara una década en cancha. "Es un privilegio compartir esto con mi viejo y mis hermanos", repiten los chicos, mientras el padre los guía desde la línea, como un director de orquesta con sus mejores músicos.

Con un récord de 13 triunfos y solo 5 derrotas, GEPU llega afilado a la Fase Interconferencias, donde incluso podría recuperar la ventaja de localía, según el cruce. Pero más allá de lo que dicte el fixture, el Lobo ya dejó una marca imborrable en esta edición de la Liga Federal. Lo hizo con básquet, claro, pero también con una historia de amor familiar, sentido de pertenencia y mística de club que hace rato no se veía. Porque si el básquet es pasión, en San Luis tiene apellido propio: Costa.