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Mauricio Santángelo fue el encargado de dirigir al equipo argentino que se llevó el Bronce en el Básquet Femenino de los Juegos Panamericanos. A partir de allí, el entrenador analizó lo que significa la primera medalla en la historia de la disciplina en el torneo y lo que puede servir para el futuro. 

-¿Cómo viviste esta primera experiencia con la selección femenina?

. Es una experiencia hermosa cuando se dan estas situaciones de representar al país. Era mi segunda oportunidad, ya lo había hecho con el masculino este año en China (Juegos Universitarios), y representar al país es una sensación muy hermosa, llegó en un buen momento de mi vida, de mi carrera como entrenador, como formador. Acompañar este proceso, el staff desde la conducción fue muy gratificante. Fue un torneo duro, de buen nivel, buena organización, nos sentimos acompañados en todo momento por todas las partes, por el COA, por el ENARD, por la Confederación Argentina, por la organización en Chile y por el staff permanente que hace mucho viene trabajando y me tocó a mí como entrenador, pero hay un grupo muy grande detrás de esto. Las chicas que son geniales, que fueron a representar al país con un hambre terrible, con ganas de crecer, eso fue lo más lindo de todo.

-¿Qué valor tiene este bronce?

. Este bronce, si bien ha sido el primero, ojalá ayude para un camino de crecimiento, de seguir desarrollando, de que estas chicas tan jóvenes, que tuvieron esta responsabilidad tan linda, nos marquen el camino para que el básquet femenino siga creciendo y más chicas practiquen la disciplina. Eso es lo importante, que llegue a las distintas ciudades, a las distintas provincias, a todos los clubes, que cada vez haya más espacio y que los estímulos vayan haciendo desarrollar a las deportistas con la Liga Federal, con la Liga Nacional, con los torneos que se juegan en inferiores y demás, para que tengamos cada vez más caudal de jugadoras y que se acreciente el potencial.

-¿Qué evaluación podés hacer del torneo?

. Fue un torneo de altísimo nivel. Había tres equipos que estaban preparándose para el repechaje preolímpico, por lo cual sumarle a Brasil, que fue con la mayoría de sus estrellas. Nosotros habíamos hablado que no queríamos solamente ir a participar, queríamos ser competentes, y si después se daba con una medalla mejor, y las chicas así lo interpretaron. La idea era estar a la altura. El primer partido nos costó porque obviamente nos íbamos conociendo, por el tema de los calendarios no pudimos entrenar con tanta anticipación y las chicas se fueron sumando y pudimos plasmar en la cancha un juego intenso aguerrido, pero no tan eficiente. Ya el segundo partido ajustamos más cosas y fue el desencadenante para pensar que se podía y convencerse más. Fue contra Chile, que venía la noche anterior de ganar por 26 puntos nada más y nada menos que a Puerto Rico, nosotros veníamos a perder por 12 con Cuba. Ese día afloró la garra, las chicas estuvieron muy concentradas estratégicamente y tácticamente jugamos muy bien y pudimos sacarlo y a partir de ahí fuimos creciendo con el torneo, con la experiencia y terminamos jugando un altísimo nivel.

-¿De cuánto podrá servir este logro para el futuro del seleccionado?

. Cuando apostamos por un grupo de chicas jóvenes la idea fue darles experiencias, potenciarlas. Ya algunas de ellas habían ido a China, a los Juegos Mundiales Universitarios, donde también tuvieron bastantes partidos de mucha experiencia, de mucho roce. Cuando se sumen a las grandes figuras que tiene Argentina, se va a hacer un equipo más completo. Las chicas respondieron, jugaron en buen nivel y esto marca para el futuro que hay un caudal de jugadoras que está creciendo, que van a ayudar a las referentes y que Argentina tiene potencial, que viene también un grupo que va a ayudar a la selección mayor y vamos a tener cada vez mejor nivel.

-¿Cuáles fueron las claves para vos para lograr esta medalla?

. Las claves fue interpretar lo que íbamos a hacer. A las chicas se les pidió desde un principio poder aportar todo lo que podían en el equipo, tratar de transformar los errores en virtudes o las falencias en virtudes. Sabíamos que, en el biotipo, la talla, la envergadura regalábamos mucho, pero teníamos intensidad, que todas tenían un cierto gol en la mano, si jugábamos con confianza, con responsabilidad y con convicción más que nada las cosas podían salir y bueno, ese era el gran reto, tratar de equiparar la experiencia de los rivales con las ganas, con empuje, con el talento nuestro y también con esa energía que les da la juventud y eso fue lo que pasó. Poder jugar sin presión, con disfrute, y nosotros planteamos partido a partido con una idea, pero fuimos cambiando estrategias según al rival y las chicas lo fueron entendiendo, se acoplaron. Hicieron una muy buena defensa, fue la fase de juego que más se inculcó y que interpretaron, y a partir de ahí ataques fluidos, dar muchas libertades dentro de un orden. Al jugar con reglas, con conceptos, con comportamientos, nos daba herramientas y no nos cerraban en el juego, en la naturalidad del juego y en el poder crear y bueno, ahí empezaron a aflorar individualidades que sumaban al juego colectivo que fue la característica de este equipo.

Alejandro Malky / [email protected]
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