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Michael Jordan forjó una carrera que lo llevó a ser considerado, posiblemente, el mejor jugador en la historia del juego. Aunque ya había pasado su mejor momento en 2002, a los 39 años, aún infundía temor en sus oponentes al momento de salir a la cancha.

Jordan es ampliamente reconocido como una de las figuras más influyentes que el deporte haya visto jamás. Su monumental éxito en la liga con los Bulls se debió a sus brillantes logros individuales. Su capacidad para cambiar el rumbo de un juego por sí solo le valió una reputación como una fuerza imparable en la cancha. No había lugar para dudar de su grandeza.

Sin embargo, a medida que los jugadores envejecen, es natural esperar una disminución, ya que el cuerpo simplemente no puede mantener el ritmo. Pero según el pasado All-Star de Dallas Mavericks, Michael Finley, un Jordan envejecido seguía siendo una fuerza a tener en cuenta. En 2002, Sports Illustrated recibió una cita de Finley sobre Jordan. "Parece que solo tiene una cosa a su favor: es Michael Jordan. Nadie en su sano juicio lo cuestionaría. Quizás no pueda hacer todas las cosas físicas que solía hacer, pero seguirá siendo uno de los mejores jugadores de la liga".

A los 39 años, Jordan estaba en sus últimos días como jugador profesional. Se entendía que la temporada 2002-03 probablemente sería su última. Aunque su atletismo ya lo había abandonado para entonces, Jordan seguía siendo uno de los jugadores más hábiles en la cancha. Incluso en su temporada final, Jordan anotó más de 40 puntos en tres juegos y se retiró con un promedio de 20.0 puntos, 6.1 rebotes y 3.8 asistencias por partido.