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Argentina hizo historia y entró al olimpo de Atenas 2004. La albiceleste no falló y se quedó con la medalla de oro al vencer a Italia por 84 a 69 en la final.

Luis Scola fue la enorme figura del partido con 25 puntos, seguido por 17 unidades claves del Puma Montecchia y 16 de Manu Ginóbili, que también agregó 6 asistencias y culminó su torneo como el mejor del certamen.

El arranque tuvo a una Argentina con su característica intensidad defensiva y juego físico, buscando correr el campo y anotar fácil. Así los de Rubén Magnano sacaron las primeras diferencias ante una Italia que apostaba al tiro de tres puntos que tanto rédito le dio en semifinales frente a Lituania, con Pozzecco y Basile como protagonistas. A partir de allí los europeos se sostuvieron cerca, aunque la albiceleste controló los minutos finales con un Scola intratable con 8 puntos y lo cerró arriba por 23-16.

Apostando nuevamente a la defensa aguerrida, Argentina sostuvo el control en el comienzo del segundo parcial y pudo correr con varias manos anotadoras, para aumentar la distancia a 12 frente a un conjunto europeo que no encontraba los caminos al aro. A pesar de esto, Italia empujó y llegó a ponerse a 5, pero allí apareció la conducción de un eléctrico Ale Montecchia que se anotó en el marcador con un doble y falta y un tiro largo para permitir que la albiceleste volviera a la tranquilidad, pero los tanos establecieron un 6-0 en los minutos finales y Argentina se fue al entretiempo en ventaja solo por 43-41.

El golpe por golpe caracterizó al tercer cuarto, con muchas imprecisiones por ambos lados, con Argentina torcida de tres e Italia sobreviviendo en base a ese mismo lanzamiento de 6.25. Tal es así que los tanos, con Soragna y Rombaldoni, llegaron a pasar al frente por 54-51 promediando este capítulo. Pero allí comenzó la clase de Luis Scola, que anotó de todos los colores y permitió un parcial de 9-0 y le devolvió la confianza y el liderazgo a Argentina, que gracias a una mejora en la defensa del uno contra uno llegó a los diez minutos finales al frente por 60-54.

En el capítulo final de esta historia dorada apareció en todo su esplendor el Puma Montecchia. De la mano del base bahiense llegaron los únicos tres triples de Argentina, que poco a poco se despegó y esta vez no permitió ninguna sorpresa. Los de Magnano aprendieron de su experiencia pasada y supieron tener la paciencia necesaria para no dejar que Italia reaccionara una última vez. El manejo de los tiempos, la conducción de Montecchia y una gran defensa física en el uno contra uno hicieron perder la calma a un equipo europeo que poco a poco bajó los brazos, Luifa Scola cerró el juego con un volcadó y Argentina terminó festejando una victoria legendaria y de oro.

Boxscore oficial del partido