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La Selección Argentina consiguió la medalla de oro en Atenas 2004. Sin embargo, no toda la delegación lo hizo, sino que fueron solo los jugadores los que recibieron medalla. Pero Ale Montecchia tuvo un acto de reparación histórica con Rubén Magnano.

Poco más de 8 años después del logro legendario se encontraron en Córdoba y el bahiense, ya retirado y siendo asistente de Bahía Basket, y en lo que parecía un café normal, fue un momento legendario. Es que el Puma abrió una caja y allí estaba una réplica de la medalla dorada que le dieron a todos los jugadores en aquellos Juegos Olímpicos”.

En su biografía, escrita por Gabriel Rosenbaun, recordó el momento: “Los entrenadores no subimos al podio ni recibimos medallas. Los protagonistas son los atletas. Sin embargo, con los años recibí una de esas gratificaciones inmensas de la vida. Mientras conversábamos con Ale Montecchia, sacó un estuche cuadrado: adentro había una réplica de la medalla dorada. Fue un momento sublime. No encuentro otra palabra para describirlo: sublime”.

Y agregó: Se dio de un modo que está muy relacionado con mi forma de ser y con la manera de proceder de Alejandro. Fue sin cámaras, sin flashes ni periodistas. Es un momento que quedó guardado en mi mente, en mi retina y, sobre todo, en lo más profundo de mi corazón. Ese gesto supera, para mí, la alegría de un título o un campeonato. Está entre mis principales conquistas”.

Tiempo después en La Voz, Montecchia expresó: “Es el reconocimiento que se merece Rubén. Los jugadores recibimos las medallas y el cuerpo técnico, no. En su momento, ellos habían planteado la posibilidad de pedirle la medalla a alguien para hacer una réplica. Todo eso en 2004. Después, se enfrió y pasaron los años. Yo pensé que cada uno tenía su réplica. Antes de Londres, Alejandro Pérez entrevistó a Magnano en ESPN y le preguntó si tenía la medalla: le respondió que no. Ahí me tocó. Me dije: '¿Cómo puede ser que no tenga la medalla?'”.

Al mismo tiempo agregó: “Todo eso se sumó al aprecio que le tengo a Rubén y me dije: ‘Tengo que hacerle su réplica’. Si hay alguien que se merece tener la medalla, junto a todos los que jugamos, ese es él, por lo que significó para el grupo y lo que logró formar de ese grupo. La química de juego, la actitud, el trabajo y todo eso se logró gracias a lo que él nos metió en la cabeza”.