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La Liga Nacional, como la Argentina misma, es una resiliente. Aunque jamás habría que probar llevarla al límite, siempre hasta ahora, en casi 40 años de vida (se cumplirán en abril), sobrevivió a crisis de todo tipo: hiperinflaciones, recesiones, explosiones sociales, devaluaciones, caídas de gobiernos... a todo sobrevivió. Obviamente, guardando en cada una de esas situaciones cicatrices que, con los años, le generan experiencia, aunque eso no sea un éxito en sí mismo. 

Mañana lunes comenzará su edición número 41 en un país con el mismo nivel económico de hace unos 15 años, pero también con las mismas ganas que en 1985, apoyado, como bien dijo Daniel Castellani en unas declaraciones fantásticas en un programa de DeporTV, en la locura de dirigentes que van para adelante contra viento y marea, acertando y equivocándose, pero con ese espíritu que es, hoy, quizá la marca más clara de nuestra Liga Nacional. 

La competencia este año quizá pueda tener una luz de fondo para ser optimista si, como parece, el dólar seguirá quieto durante todo su desarrollo, lo que le podría permitir a los clubes contratar mejores extranjeros para la segunda parte del torneo. Por el otro lado, aquellos (varios), que dependen del aporte de los gobiernos provinciales, habrá que ver cómo terminan acomodándose ante el recorte del Estado Nacional en cuanto a las transferencias a las distintas jurisdicciones. 

Por lo pronto, el campeón Boca Juniors movió mucho su plantilla, ganando y perdiendo en las transacciones. Se quedó sin su alma mater, Marcos Mata, y también sin Leo Schattmann, que aterrizaron en Obras. Igual, repatrió a Marcos Delía (quizá la mejor noticia del receso), y sumó al Loku Cuello, a Thomas Cooper, a Faca Pilñero y a Alphonso Anderson. Incluso se espera el arribo de Santi Scala cuando termine su participación en México. Apostó a la continuidad de Gonzalo Pérez (hizo un tiro por Sergio Hernández, pero no prosperó), y su clave será ver cómo responde el grupo a la ausencia de Mata, el solucionador de problemas. Responsabilidad mayor para Vildoza, para el propio Pérez y para los que llegaron con chapa, como Cuello y Delía. Igual es gran candidato. 

Instituto, el otro finalista, hizo una interesante apuesta joven. Arranca sin extranjeros (Pomoli ya es un argentino más), y sumó a una de las mayores proyecciones de la Liga (Negrete) y a un interno que es quizá la mayor ilusión a futuro: Lee Aaliya. Muy joven, le faltan horas de cancha, pero su talento físico nunca se vio en un criollo. Después mantuvo la base, lo que es un crédito a favor innegable. Vuelve a ponerse como aspirante. 

Quimsa, que durante un tiempo fue el equipo invencible entre 2023 y 2024 (ganó 4 títulos seguidos, incluida la BCLA), evidentemente hizo un replanteo de su presupuesto y cambió vitales pérdidas (Gallizzi, Robinson, Ramírez Barrios), por lo que pudo conseguir en el mercado (Romano, Tabarez, Pérez Tapia). Es menos a priori que en la campaña anterior. Trabajo para Ramella reorganizar un equipo que es el más ganador de los últimos 10 años. La Intercontinental lo bajó a tierra y deberá construir desde ahí.

Regatas Corrientes, tras un año que terminó bien, sacó la billetera y se enfocó en ir por todo. Ya ganó el Interligas, que si bien es un torneo menor y fue local, no es tan fácil. Con los agregados de Aguirre y Ramírez Barrios, más Giletto, Gramajo y 3 extranjeros, Calvi tendrá mayor responsabilidad de arranque en la segunda campaña que lo tiene como coach desde el comienzo. Tendrá que bancarse la chapa de candidato. 

El otro que tendrá que bancársela después de muchos años jugando con jóvenes del club es Obras. Ya solo el hecho de fichar a Marcos Mata lo puso en otro lugar, y cuando agregó a Leonel Schattmann, más aún. Diego Vadell suponemos que había armado una idea que se trastocó cerca del comienzo del torneo, por lo que ahora deberá mirar siempre para arriba. Porque si bien le falta un pivote para ser un equipo top, después será un plantel largo, con al menos dos foráneos de buen perfil (Clarke, Fields), varios chicos jóvenes y un Calfani que lamentablemente lleva prácticamente 2 años completos sin jugar por lesiones. Su estado será clave para las chances de Obras, que con Mata va por la final, sin dudas. 

Tras ese lote de 5 favoritos, la incertidumbre es absoluta. No nos animaríamos a armar muchos segmentos aquí. Olímpico, que fue protagonista el año pasado, se desarmó por completo y calculamos que tendrá como meta entrar en playoffs. No mucho más. San Lorenzo, que completó un campañón, no pudo mantener a nuestro juicio el mismo nivel de plantel, aunque ahora podrá meter mano por un extranjero cuando su presupuesto lo permita. Se quedó sin Kevin Hernández y lo reemplazó con Alorda. Sentirá mucho su ausencia, como así también la de Conrradi, aunque le tenemos fe al pibe Diego Collomb. 

Platense esta vez le puso más el ojo a los extranjeros, de mejor nivel que los que trajo en los últimos años, pero perdió a su símbolo, Facundo Vázquez, que igualmente es muy probable que termine en el club de sus amores cuando finalice en México, aunque habrá que ver cómo está el mercado entonces. Peñarol, el otro que entró en cuartos el año pasado, arrancó mal, pero más que nada por conflictos internos en el club, que aparentemente se están solucionando. Fue al Interligas prácticamente solo con jóvenes, Simpson se bajó a una semana del arranque y le faltan cubrir varias fichas. Si amaina el temporal, Laginestra ya demostró que sabe cómo enderezar el barco. El tema es que la tormenta no sea eterna. 

San Martín la tendrá difícil para mantener su estupenda campaña del año pasado, primero porque ya los conocen y segundo porque perdió a Pérez Tapia y a Vallejos, dos jugadores importantes. Sin embargo, metió un fichaje que promete ser revelación: Tomás Botta, el base ex Colón de la Liga Argentina. Atenti a este chico. Para no perder gol sumó a Manny Payton, ex Argentino, y después retuvo a la mayoría, agregando al experimentado Jorge Banegas. Difícil misión para Revidatti. 

Gimnasia otra vez tuvo que recurrir a mucho extranjero tras repatriar a Nico De los Santos. De cómo Villagrán logre acomplarlos a todos con los nacionales (varios jóvenes), dependerá su éxito. Martín suele conseguirlo. Oberá es uno de los que podría pegar un saltito hacia la cima del segundo lote tras los cinco candidatos. Mantuvo a su base, ya buena, recuperó a Brocal, metió algún buen extranjero y sostuvo a Demti. Volvemos a lo mismo: los que tienen tiempo juntos ahorran el reacomodamiento inicial, donde muchas veces se termina definiendo la ubicación para los playoffs. Clave. 

Ferro hizo algunos movimientos como para intentar esta vez ser más regulares y llegar a la postemporada (Ale Diez, Mogga Lado, el pibe Jano Martínez), mientras que Riachuelo cambió bastante y armó un plantel con potencial, al que Seba González (que viene de perderse los playoffs por primera vez en su carrera) buscará ensamblar: Fede Aguerre (que terminó el año con ellos), Luchi, Xavier Carreras (vuelve), Corbalán (vuelve), Figueredo (4 años afuera). No le será tarea sencilla. Si le sale bien, será otra historia. 

Zárate Basket metió unos cuantos cambios y Manu Anglese logró llevarse a un experimentadísimo Selem Safar, como para que sea el líder de un grupo heterogéneo, con mucho jugador hambriento de chances. Uno, Alejo Maggi, que estuvo 3 años en España (2 EBA, 1 LEB Plata), y que con 22 años se dio cuenta que no hay mejor lugar para crecer a su edad que la Liga. Y tomó el reto. La Unión de Formosa será otro grupo heterogéneo. Cambio de coach, recuperando para la A a José Luis Pisani, se llevó una ficha que extrañamente no tuvo tantos oferentes (Rodrigo Sánchez), sumó a varios pibes que deberían buscar explotar con más minutos (Manu Rodríguez, Rattero, Franco), volvió a apostar por Romeao Ferguson y se quedó con DeMarco Owens, que en su momento lo hizo bien en Platense. Una incógnita que se develerá pronto. 

Independiente de Oliva tuvo un interesante mercado en el receso, llevándose a Enzo Filippetti y a Rolo Vallejos, dos jóvenes en ascenso, aunque perdió a uno de la casa, como Joaquín Nóblega. Después, mucho joven o del ascenso, con ganas. Argentino será un luchador, con Julián Pagura de vuelta en la A después de mucho tiempo. Ya sin Cangelosi, será claramente su líder y sostén ofensivo Jony Slider. No le sobrará nada, como siempre. 

Unión, con Seigorman repitiendo tras salvarlo del Descenso, hizo una apuesta jugada, con muchos veteranos juntos +35: Ale Konsztadt, el uruguayo Marcos Cabot, Alessio, Hure y el ídolo que regresa, Mauro Cosolito. Más algunos extranjeros interesantes. Obviamente, dependerá de la salud, pero calidad tiene.

El último de este repaso previo es el histórico Atenas de Córdoba, que tras un año en la Liga Argentina vuelve al sitio que le corresponde, para arrancar su propia temporada 40. Los cordobeses tuvieron un receso extraño, con inauguración finalmente de su estadio (allí empezará mañana la Liga ante Boca), con un cambio de presidente imprevisto, y con un armado bastante más light del que se esperaba. Logró traer de nuevo a Leo Lema, pero no mucho más. Llegó Manu Buendía y el español Toni Vicens, que supo hacerlo bien en Argentino hace unos años, y no tan bien en Instituto. 

Arranca la Liga 41, la que sobrevive a todos. Y la que los 20 equipos quieren ganar. Ése es su valor intangible. Lo demás...lo demás se verá en el camino. Esto es Argentina. 

Fabián García / [email protected]
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