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Por suerte no nos dedicamos a las apuestas, porque si de algo estábamos seguros era de que Alemania sería finalista de estos Juegos Olímpicos, con chances incluso de ganarle una definición a los Estados Unidos. Aunque Francia había levantado en los cuartos contra Canadá, no le dábamos casi chances de doblegar a un plantel completo por donde se lo mirara, y con muchos puntos altos. 

Sin embargo, y como esto es deporte, por suerte las cosas no son tan lógicas dentro de un deporte lógico. En realidad, lo habitual es que el que juega mejor gane, lo que no implica que ese equipo sea mejor que el otro. Alemania fue mejor que Francia y que Serbia durante el torneo, pero en esos dos partidos jugó mucho menos de lo que lo venía haciendo. ¿Motivos? Veamos. 

Contra Francia hubo un enorme desequilibrio en cuanto a la energía y ganas que puso cada uno. Además de un esquema de juego mejor planteado por los franceses. Hoy en su conferencia de prensa Pesic dijo algo genial: "La defensa es organización, el ataque es talento". Bueno, Francia organizó mejor su defensa, que neutralizó básicamente al talento alemán, centrado en Schroder y Franz Wagner. 

El tema de sus dos generadores de juego fue la clave de la caída alemana. Sobre todo lo de Schroder. Franceses y serbios lo controlaron perfectamente y lo llevaron a donde Dennis se complica solo: tener que resolver todo él. Mucho tiempo el balón en la mano, pocos pases, poca circulación y juego de conjunto y, a partir de ahí, muchísimas malas decisiones. A Wagner le pasó algo parecido, pero sus 22 años le permiten tener una excusa. Wagner, con la pelota, pero sin espacios, terminó dependiendo del tiro, que no es lo mejor que tiene. Después 

Sorprendentemente, también fue muy pobre en los dos últimos juegos lo de Theis, que se vio desbordado por Lessort en semis y por el rival de tuno en Serbia. Contra Jokic era previsible, pero no contra Lessort. Igual, contra los franceses terminó siendo uno de los que más zafó. Además, adelante no dio casi nada en esos dos juegos. 

Después, se quedó corto de recursos. Voigtmann es un buen acompañante, pero no lidera. Moritz Wagner es un gran revulsivo, pero con menos talento, Bonga (quizá el más regular de todos) cumplió, Obst quedó un poco en deuda porque no fue el Killer esperado, mientras que Thiemann y Weiler-Babb terminaron dando poquito. Thiemann casi seguro en su último torneo grande. 

Alemania ahora tendrá que reformularse unas cuantas cosas. La primera, clave, es quién sucederá a Gordon Herbert, que estuvo estos 3 años con un enorme éxito, más allá de estos Juegos: bronce en el Eurobasket 2022, oro en el Mundial 2023 y semis aquí en París. Como nos dijo Schroder en la conferencia post Serbia, no será fácil ponerse en los zapatos de Gordie. La Federación deberá elegir bien a su sucesor, que tendrá como primer desafío mantener la familia formada ajustándola y metiéndole algunos cambios. 

El equipo no es veterano, pero tampoco joven. Algunos de sus jugadores seguramente no continuarán, como Thiemann (30), Giffey (33), y luego habrá que ver qué pasa con Theis (32), Voigtmann (32) y Lo (32). Schroder (31), dijo que quiere jugar con la selección hasta los 40, pero luego eso a veces cambia. Tiene algunos jóvenes, pero no tanto: Franz Wagner (22), Bonga (24), Da Silva (25) y Moritz Wagner (27). Más algunos que vienen de abajo, como los que ganaron el Eurobasket U18 hace una semana. Pero les falta bastante. 

Lo que sí está claro es que Alemania llegó a esta zona de élite para quedarse. No es casualidad que eso haya ocurrido después de la inversión que hicieron para potenciar a la Liga Alemana, hoy probablemente la tercera o cuarta mejor de Europa. Si siguen en ese camino, estos primeros frutos van a continuar. 

Fabián García / [email protected]
Enviado especial a París, Francia
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