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"Soy paciente porque realmente no puedo correr rápido. Esa es mi única opción", soltó Nikola Jokic en la conferencia de prensa posterior a la victoria de los Denver Nuggets ante Los Ángeles Clippers en el segundo partido de la serie de Semifinales de Conferencia Oeste. El serbio, que terminó con un registro de 26 puntos, 18 rebotes y 4 asistencias, apunta directamente a su velocidad física. Sin embargo, a la hora de leer el juego hay pocos que sean más rápidos que él. Esa es una de las virtudes que le han permitido convertirse en uno de los mejores pivotes de la NBA, pero claramente no es la única.

Cualquiera que haya disfrutado del básquet del equipo de Colorado durante los últimos años, sabrá que todo lo que suceda en ofensiva encuentra su punto de inicio en el europeo. El interno no sólo es el asistidor más certero y hábil que tiene el plantel, sino también el encargado de hacer fluir a la ofensiva a través de su entendimiento de las defensas rivales. En esta temporada, promedió 7 asistencias por partido. Aunque las fronteras de las posiciones son cada vez más difusas, es un número sumamente inusual para un interior.

No obstante, la cifra más soreprendente es otra: registra una media de 97,2 toques de balón por encuentro, la más alta de toda la liga. Por detrás suyo, se encuentran verdaderos "generales del campo" como Luka Doncic, LeBron James, Ben Simmons, Trae Young y Dame Lillard. ¿Qué significa esto? Que Jokic funciona como eje del ataque de los Nuggets y que es quien decide el destino de este en todas sus etapas. El Joker no sólo da la puntada final, sino que teje desde el principio.

Por más determinante que sea en la gestación de juego, la realidad sirve como evidencia para demostrar que el 15 no se olvida de su capacidad para anotar: sólo cuatro pivotes (Karl-Anthony Towns, Anthony Davis, Joel Embiid y Kristaps Porzingis) lo superaron en promedio de puntos por juego en la 2019/20, en la que alcanzó los 19,9. Entre ellos, él es quien mejor efectividad (52,8%) posee.

¿Cómo lo logra? Principalmente, gracias a su dominio en las cercanías del aro. Es capaz de utilizar su fortaleza física para someter a los defensores en el poste y sacar provecho de su técnica para finalizar, combinación que le ha dado un 69,3% de acierto en el área restrictiva. No es su único recurso, ya que también ha lanzado 255 triples (31,4% de eficacia) y 228 tiros desde la media distancia.

Al acumular un arsenal de atributos ofensivos tan grande, Jokic sólo tiene que comprender cuándo es necesario aplicar cada cosa. Y, en eso, es probablemente de los mejores. Si un compañero corta hacia el aro, él le hará llegar la pelota para que tenga una situación propicia de anotación. Si los espacios se cierran, utilizará su cuerpo para hacerse camino hacia el canasto. Mientras tanto, su mente (y sus pases) elaboran la telaraña que probablemente lo ubiquen como el definidor (ya sea a través de puntos o asistencias) de la acción. Un componente solidario, pero que no olvida su nivel resolutivo en lo individual. La tormenta perfecta en el ataque de Denver, que disfruta de un jugador único en su especie.

Leandro Carranza | [email protected]
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