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Alrededor del mundo del básquet hay muchas historias llamativas y que atrapan la atención de quienes se encuentran con ellas. Sin embargo, probablemente ninguna tenga la complejidad y variantes de la vida de Robert Swift, expivote NBA, que por estas horas regresó a las canchas en España, tras siete años sencillamente infernales.

El prometedor Swift llegó a la NBA en el 2004, saltando directamente desde el básquet de secundaria, de la mano de los Seattle Supersonics. Entre dicha franquicia y su sucesora en OKC, Swift jugó hasta el 2009, llegando a titularizar 34 partidos durante su carrera. Más allá de que cuando estuvo en cancha mostró algunas cosas interesantes, varias lesiones de rodilla terminaron sacándolo de la competencia estadounidense.

Buscando retornar al primer nivel, el pivote de 2,16 pasó por varias ligas menores de su país, incluyendo la D-League, para luego llegar al Tokio Apache de Japón para la 2010/11. Sin embargo, el recordado y trágico tsunami que golpeó al país asiático ese año, hizo que se suspendiese la campaña, dejando a Swift sin equipo. Seguramente, nadie hubiese sospechado en ese momento, que el pivote de solo 25 años no volvería a jugar hasta el 2018.

La primera señal de alarma llegó en junio de ese 2011, cuando Swift fue arrestado por conducir bajo la influencia del alcohol. Desde ese momento, su vida caería en un pozo ciego, con una sucesión de hechos por demás particulares, todos ligados a su adicción a las drogas.

En 2013, sufrió una demanda por estar ocupando ilegalmente una vivienda y negarse a retirarse, cuando esta fue comprada por un nuevo propietario. Cuando finalmente se fue, en el lugar se encontraron todo tipo de desechos de animales, armas, balas, botellas y basura.

Un año más tarde, en el 2014, se lo encontró en la casa de Trygve Bjorkstam, un narcotraficante de heroína y metanfetaminas para el que el jugador estaba trabajando de matón a sueldo. En ese mismo 2014, también tuvo dos nuevos encontronazos con la ley, por posesión de escopetas de manera ilegal. Y como si todo esto fuera poco, en el 2015 volvió a ser arrestado, por intentar invadir un hogar, armado.

¿Cómo llevó todo esto a que Swift regrese este año a las canchas? Gracias a su excompañero de secundaria, Mike Kuethe, quien lo convenció para que vaya a jugar con él a España, más precisamente al Gijón de la Liga EBA. El oriundo de Bakersfield aceptó y este fin de semana ya tuvo su regreso triunfal a las canchas, terminando con 16 puntos, 14 rebotes y 4 tapas en solo 23 minutos. ¿Cuál será el próximo capítulo para esta historia de película?