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Serbia ya era dueña de un premio fantástico por haber llegado a esta instancia de luchar por una medalla en su primera participación olímpica. Lo hizo rompiendo varios de los pronósticos cuando un año atrás consiguió la clasificación a Río tras salir campeona del Eurobasket, luego con un rendimiento bastante sólido de menor a mayor en la fase de grupos que ahora certifica ganando el bronce y subiéndose al último escalón del podio.

Estamos ante un hito en el básquetbol femenino serbio, no solo por lo que encierra esta alegría inmensa que le representa el bronce sino también por lo que ha conseguido a lo largo de este último proceso olímpico de cuatro años. Con Marina Maljkovic en el banco, una Serbia que venía eclipsada en los primeros planos pasó a ser cuarta del Eurobasket 2013 para luego llegar a cuartos de final del Mundial 2014, ganar el Euro del año pasado y ahora sumar un bronce. Ciclo exitosísimo y bien cimientado si lo hay.

Pero así como sorprende también es algo que tiene una base sólida, con calidad, jugadoras de jerarquía y un orden que permite que todo esto de hoy ocurra. Está claro que tuvo sus líderes (Sonja Petrovic, Ana Dabovic, Jelena Milovanovic...), pero Serbia ha demostrado ser un bloque como equipo que se ha instalado cada vez más fuerte a nivel continental y mundial.

Después de perder las semifinales ante España, Serbia tuvo enfrente una durísima prueba como Francia, un seleccionado fuerte y sólido pero que en este torneo no supo terminar de acomodarse nunca del todo, independientemente de llegar a un partido por el tercer puesto y dejar en el camino a grandes rivales. Quizá la excusa más visible sea la falta de Dumerc, pero aunque la base estrella cambie totalmente el estilo de juego del equipo galo también es verdad que padeció una desmejoría en otras figuras.

De cualquier forma nada le quita mérito a una Serbia que se llevó un partidazo por 70-63, ratificando todo lo bueno que vienen haciendo y en un partido que se quebró en el tercer periodo. La historia arrancó beneficiando a las últimas campeonas europeas, que se llevaron el primer episodio 18-10 con mucho de Milica Dabovic y Milovanovic.

De todas formas Francia logró responder en la apertura del siguiente parcial, ajustando la brecha a solo uno (18-17) y ofreciendo el trámite más parejo de todo el encuentro. Llegó un pasaje con triples en cada bando, con Ana Dabovic, Amel Bouderra y Marine Johannes como protagonistas, permitiendo que Francia logre pasar al frente por primera vez (27-25). Aún así el cotejo ingresó al descanso largo con el marcador igualado en 27.

Todo cambió en el reinicio de las acciones, porque Serbia ya venía dando síntomas de estar mucho mejor y concretó una embestida fantástica en el tercer periodo. El parcial de 28 a 15 terminó siendo encabezado por una inmensa Petrovic, que anotó 8 de los 16 puntos consecutivos que encadenó Serbia. Esa carrera de 16-0 no le dio retorno a Francia y las de Maljkovic entraron al último periodo ganando por trece: 55-42.

Poco hubo que hacer en el último segmento, porque Serbia supo distribuir y manejar su diferencia a favor para luego cerrar el partido con cierta comodidad. Las chicas de Valerie Garnier la pelearon, pero el temple y la tranquilidad que mostraron las serbias fue un punto inquebrantable (ya lo habían demostrado en el cruce de cuartos ante Australia) y la historia terminó cerrándose por el 70-63 definitivo.

Con este cierre glorioso parece haber quedado muy atrás esa apertura de Río que vio a Serbia sufriendo tres primeras derrotas, y mucho de eso se debe no solo a un tema de resultados sino también a un proceso de maduración que logró todo el equipo en estos Juegos. Petrovic (10 puntos y 4 rebotes), Milovanovic (18 y 7) y Danielle Page (10, 8, 2 tapones y 19 de valoración) fueron las más destacadas en el cuadro serbio mientras que en las francesas no alcanzaron las labores de Endy Miyem (18 unidades con 6/9 de cancha) e Isabelle Yacoubou (7 tantos y 10 rebotes).

Lucas Leiva / [email protected]

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