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Con el enfrentamiento que disputarán esta madrugada Nueva Zelanda y Corea del Sur (desde las 3 am de Argentina), se abrirá el telón del nuevo sistema de clasificación mundialista que ha impuesto FIBA a partir de este año: se trata de un formato de eliminatorias similar al del fútbol, separado en cuatro regiones (América, Europa, Asia y Africa) y en el que los equipos intentarán clasificarse disputando 12 partidos (6 de primera ronda y 6 de segunda).

Mucho ya se ha hablado de las desventajas del sistema, vinculado a la enorme cantidad de bajas de jugadores de primer nivel, quienes no fueron cedidos por sus equipos de la NBA, NCAA o Euroliga. Pero a la vez, el formato también tiene sus atractivos, ligados a la difusión del deporte alrededor del mundo, con selecciones que tendrán la oportunidad de jugar por los puntos frente a su público por primera vez en muchísimos años.

En cuanto a la clasificación para el Mundial, hay que marcar que el único que tiene su lugar asegurado es China, por ser el organizador. Incluso Estados Unidos, campeón del Mundial de España 2014, deberá ganarse su pasaje en la cancha. Y tendrá que hacerlo con jugadores de la G-League, tal como lo hizo en la reciente AmeriCup. En el continente americano habrá siete boletos mundialistas, los cuales tendrán que dividirse entre las potencias de siempre (Estados Unidos, Argentina, Brasil, Puerto Rico, Canadá) y otros seleccionados que sueñan con prenderse en esa lucha (México, República Dominicana, Uruguay, Venezuela, Panamá). Al menos tres de esos conjuntos se quedarán con las manos vacías.

El continente europeo es, sin dudas, el más golpeado por las bajas. Aunque a la vez, también tiene a las selecciones más profundas para intentar sobreponerse a esas ausencias. De todas formas, se trata de un panorama completamente abierto, en el que varias potencias podrían sufrir, aún cuando hay 12 vacantes de clasificación para China. ¿El que más riesgo corre? España, que terminó armando un plantel casi sin figuras de renombre y con muy poca experiencia a este nivel. El viejo continente realmente promete ser una carnicería, donde cualquier paso en falso será letal.

Asia ofrece el mismo sistema de competencia que América (16 equipos, 7 boletos) y tendrá la particularidad de contar con un representante argentino: Julio Lamas, que intentará dar la sorpresa con Japón. Además del clasificado China, hay equipos que parecen fijas: Australia, Filipinas, Irán y Nueva Zelanda. Pero fuera de ellos el escenario está abierto y ahí es donde los nipones del DT argentino quieren sacar ventaja. No la tendrán nada fácil, pero está lejos de ser un imposible, aún cuando les ha tocado un grupo inicial muy complicado (Australia, Filipinas y el más débil Taiwán).

Por último, Africa ofrece un sistema de competencia diferente, con dos grupos comenzando en estos días y los dos restantes recién en febrero. Además, será el continente con menos pasajes para el Mundial: solamente cinco. Potencias como Angola, Nigeria, el campeón del Afrobasket Túnez y Senegal, sueñan con cumplir la lógica y adueñarse de sus respectivas clasificaciones, mientras que rivales como Egipto, Marruecos y Costa de Marfil también buscarán subirse a la pelea.

Después de tantos meses de disputas y conflictos, finalmente llegó la hora de salir a la cancha. Y sin importar quiénes se pongan la camiseta, está claro que la chance de poder representar al país terminará dejando todas las palabras en un segundo plano. Especialmente cuando en el horizonte, el objetivo es tan gigantesco como un Mundial.