Prigioni tenía la cara tensa y, en un principio, las palabras costaron en salir de su boca. Resulta que no fue una jornada cualquiera para él. Anunció su retiro del básquet ante la prensa, en las instalaciones del Baskonia, un club por el cual siente un afecto muy especial. El armador se refirió a las razones que lo llevaron a tomar tan difícil decisión y se lo notó totalmente convencido de haber hecho lo correcto.
"Es el momento de dejar de jugar al básquet. No suelo dudar al momento de tomar decisiones y muchísimos factores me han llevado a tomar esta decisión. No ha sido de un día para otro, han sido un cúmulo de situaciones que me ha ido pasando, incluso antes de llegar aquí a Baskonia esta última vez. Después de quedar libre de Houston no estaba convencido de querer seguir jugando y la verdad es que no veía la opción de jugar en otro lugar que no fuera aquí, en Baskonia. Un poco para darme cuenta de que si realmente tenía ganas de jugar, tenía que ser aquí y sino, no podría jugar en ningún otro lado, porque mejor que acá no me iba a sentir en ningún club".
"Desde que llegué lo he intentado, pero ya la cabeza y el cuerpo no quieren saber más nada de esto, por más que yo he empujado. Pero no he llegado a ese punto de encontrar la motivación, el deseo de competir, de verme competitivo, de hacer el esfuerzo que hay que hacer día a día para jugar a este nivel. Mentalmente me he encontrado frágil, como nunca me había pasado. Todo esto me ha llevado a tomar la decisión con el 100 por ciento de convencimiento. Lo he tenido claro hace un tiempo, hace un par de semanas atrás. Lo he seguido intentando pero ha sido en vano. No estoy disfrutando de lo que estoy haciendo, algo que es fundamental, porque si no ocurre no tengo ninguna razón para seguir forzando esto".
"Tomo la decisión un poco en la línea de cómo soy yo. Estuve bastante seguro hace poco tiempo, lo intenté, pero las cosas no cambian. Sigo sintiendo esas sensaciones que me hacen darme cuenta de que ya no me siento con el hambre para ir a buscar ese estado de forma que me haga competir, para sentirme competitivo. Eso requiere muchísimo esfuerzo y me doy cuenta de que tengo el deseo de ir a por eso. Automáticamente siento eso, no hay nada más que hablar. Yo no voy a hacer las cosas al 50, 60 o 70 por ciento. O estoy al 100 por ciento para competir mental y físicamente, o no lo hago. Porque no entiendo otra manera, el nivel es muy exigente y le haría daño al equipo y al club. No quiero llegar a ese punto".
"No he comentado mucho esto con amigos, porque seguramente todo el mundo iba a intentar convencerme de que esperara hasta la copa, o al final de temporada. No estaba dispuesto a esperar porque iba a ser un tiempo que lo iba a pasar mal yo y que no le iba a dar cosas buenas al equipos. Es por eso que decidí terminar con ese stress que me estaba produciendo el no tener ese deseo de competir y he preferido cortar por lo sano y tomar la decisión".
"Una vez que anuncié mi retiro sentí como si me hubiera quitado un peso de encima. Eso me estaba trastornado durante las últimas semnas, estaba sufriendo más que disfrutando. Hoy cuando me levanté, lo hice feliz, contento y en paz conmigo por la decision que había tomado. Incluso ya empecé a hacer un pequeño balance de lo que fue mi vida como jugador y me puedo marchar tranquilo. Siempre he tenido en mente que cuando dejara de jugar, lo hiciera sin tener nada para reprocharme y lo hice de esa manera.
"Me siento muy honrado y halagado por la cantidad de mensajes que recibí, tanto de excompañeros, como de entrenadores que he tenido y que me han enfrentado, equipos. Me honra mucho de que me consideren las cosas que me están diciendo como jugador. Cuando he jugado en Baskonia tenía sentimientos similares a los que tengo con la camiseta de la selección argentina. Tengo un vínculo muy grande. Que me hayan dado la oportunidad de haber jugado estos partidos y de haberme retirado con esta camiseta significa mucho para mí".