Basquetplus.com

Una nueva temporada arranca para Sacramento, con muchas más incógnitas que certezas y una sensación de que la franquicia todavía no ha encontrado su camino a seguir para el futuro. Tienen talento en algunas posiciones como para ilusionarse a más, pero hace tiempo que lucen como un equipo sin conducción, en distintos sentidos de esa palabra.

Cuando hablamos de conducción, no hacemos referencia solamente a su criticada dirigencia, sino a varios otros aspectos. Para empezar, llevan años sin lograr una estabilidad en el banco de suplentes, pasando por todo tipo de entrenadores y estilos. Ahora apostaron por Dave Joerger, quien hizo un buen trabajo en Memphis, más allá de las lesiones que afectaron a ese plantel. ¿Podrá tener más éxito que sus predecesores? Y sobre todo, ¿le tendrán paciencia para llevar adelante un proyecto?

El problema de la conducción tampoco les ajeno a los jugadores. Todos sabemos los problemas de mentalidad y conducta que ha tenido DeMarcus Cousins, quien si bien tiene números excepcionales (26,9 puntos y 11,5 rebotes), todavía no termina de ponerlos del todo para el mayor beneficio de lo colectivo. Y Cousins no está solo en ese sentido: Rudy Gay está hace un tiempo con un pie adentro y otro afuera, mientras que luego de disfutar de un buen año de Rajon Rondo, volvieron a quedar flacos en la posición de organizador por excelencia: Collison y Lawson se pelearán por la titularidad en la base.

Y claro está, a todo esto no le escapa la dirigencia de Vlade Divac y compañía. No solo no han conseguido rodear a Cousins con jugadores a la altura de su nivel, sino que vienen tomando decisiones sumamente cuestionables en traspasos, fichajes y sobre todo, drafteos. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que sus últimas dos selecciones principales sean pivotes (Cauley-Stein y Papagiannis), puesto en el que ya tienen a uno de los mejores del torneo? Muy extraño.