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Aunque Gran Bretaña se haya abierto de la Unión Europea y ya no sea más parte del grupo que cambió la historia del continente, Londres no cambiará su importancia en la región, sobre todo desde el punto de vista financieron, donde mantiene su predominio.

La Euroliga, que mira todo el tiempo ese punto para estructurar a futuro la competencia, quiere y necesita que Londres se sume a su plan, pero el problema en este caso es diferente al habitual. Ni Londres ni Gran Bretaña le dan importancia al básquetbol. 

Desde el año 2001, cuando terminó la intrascendente experiencia de London Towers, no hay equipos de Euroliga en el país y ahora puede que reflote esa sede, si es que se encuentra al inversor capaz de invertir 100 millones de libras (unos 130 millones de euros), en cinco años, según los costos estudiados. 

El plan lo revela el sitio Sports Pro, que dice que desde el 2013 la idea de sumar al equipo londinense va en aumento, justamente el año en el que se jugó la Final Four en esa ciudad en el O2 Arena. Aunque hay varios interesados, no fue suficiente lo que mostraron cuando la competencia se estiró a 18 equipos hace dos años (y entraron el Villeurbanne francés y el Bayern Munich alemán).

¿Cuál sería la gran diferencia de este equipo con el resto de los que juegan hoy? Que sería el único que solamente participaría de la Euroliga y no lo haría en la competencia local británica (floja), algo que sentaría un antecedente muy a tener en cuenta. 

La Euroliga no va a apurar la decisión, obviamente, pero sigue avanzando sin pausa en ese objetivo. Hoy tiene 18 equipos, 13 de los cuales tienen algún tipo de licencia, con el propio Asvel y el Bayern con una provisoria, por lo que ese no sería el problema. El O2 es un estadio perfecto para la Euroliga, pero con un volumen de espectáculos que no hace pensar que sea fácil tenerlo disponible.