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Liga Nacional

GEPU 1990/91, el equipo que le gustaba a la gente

18:08 04/02/2020 | Se quedaron con el título de la Liga Nacional 1990/91. Ganaron 39 de los 53 partidos que disputaron. Campana fue MVP de las finales y la regular.

Los jugadores de GEPU posando (Foto: Agencia San Luis)

Pocas veces en la historia de la Liga Nacional se vivió un periodo tan cambiante, con figuras vistiendo camisetas rivales y equipos apostando fuerte por distintas figuras. Un nuevo formato de playoffs al estillo NBA (la final fue por primera vez al mejor de siete partidos), rivalidades, choques y cruces. Personalidades únicas y mucho acompañamiento del público en cada cancha. Todo pasó en la temporada 1990/91 y el protagonista principal fue el club Gimnasia y Esgrima y Pedernera Unidos, más conocido como GEPU. 

Durante ese periplo pasaron por el club jugadores de la magnitud de Héctor Campana, Diego Maggi, Gustavo Fernández y Carl Amos, entre otros. Algunos eran estrellas y otros se encajonaron a un rol, pero todos dejaron su huella. Básquet rápido, ofensivas innovadoras y una pizarra prodigiosa de la mano de Daniel Rodríguez.

Cambios totales

Luego de haber terminado duodécimo en la temporada pasada, GEPU hizo una apuesta fuerte y conformó un espectacular plantel. Trajo al Pichi Campana de River y a Maggi de Sport Club. Además, los rodeó de jugadores de rol como el base Fernández y el gran interno Carl Amos. Las ofensivas de los de San Luis se basaban en el pick and roll, apoyados en la eficiencia de Campana, uno de los mejores jugadores de la historia de la Liga Nacional. 

Su dominio fue tal que de 53 partidos disputados en la temporada se quedaron con 39, una muestra clara de lo que fue su dominio a partir de nombres, juego y personalidad. El Pichi fue el MVP de la temporada regular y de las finales, anotando 1448 puntos en 46 partidos y promediando 31.5 tantos por juego, la tercera mejor media de la historia de la Liga Nacional. 

El proceso no fue para nada fácil y en las semifinales debieron eliminar al poderoso Atenas de Córdoba en cuatro partidos (3-1). A la hora de disputar las finales, GEPU se tuvo que cruzar con Estudiantes de Bahía Blanca, un conjunto que en sus filas tenía a un tal Juan Espil. A su lado siempre estaba Hernán Montenegro, uno de los pivotes más dominantes de su tiempo. Su juego era más estacionado y la idea era evitar que su rival corra y castigue en transición, especialmente con Campana.

Cada noche el estadio estuvo lleno y repleto al punto que no se podía hacer un respiro de más. Entre sudor, nerviosismo y verticalidad, GEPU logró ganar los tres primeros partidos de la serie (118-107, 94-77 y 86-88) con una ofensiva sublime, en el que cada uno de sus jugadores entendía su rol a la perfección. Luego, Estudiantes consiguió reponerse y venció los próximos dos encuentros (138-111 y 101-106) para después ir a jugarse la vida a San Luis.

La hora de la verdad

En el último juego la expectativa fue única, la gente estaba sonriente y el club de San Luis se preparaba para disputar la primera final de su historia en la Liga Nacional, apenas dos años después de haber ascendido a la máxima categoría. La apuesta que GEPU había hecho a comienzo de año, los jugadores que trajeron y el respeto que se ganaron, todo se resumía a esto. No bastaba nada más, estaban a sólo un paso de la gloria.

La presión no le pesó para nada a Campaña y a los suyos, quienes ya estaban acostumbrados a este tipo de escenarios, y se las arreglaron para dominar el encuentro hasta los últimos minutos. Pero fue allí adonde aparecieron Espil y Montenegro en sus máximas expresiones, achicando la diferencia hasta colocarse abajo por tan sólo un punto. Sin embargo, la capacidad de salto del Pichi fue más que nunca determinante. Primero a través de un espectacular rebote defensivo para asegurar la última posesión, y luego otro atrape en ataque que le permitió anotar los dos tiros libres que liquidaron el choque y le dieron el primer campeonato de su historia a GEPU. 

Fueron leyendas

Campana se quedó con la pelota, la gente invadió el campo de juego y nadie lo podía creer. El equipo de San Luis que hace tan sólo dos años había ascendido a la máxima categoría se quedó con el trofeo más preciado de todos. Conformaron un plantel especial que tuvo un paso arrollador, con nombres propios completamente desequilibrantes que siempre estuvieron a la altura y con dirigentes que apostaron todo en busca de un sueño.

Su nivel se mantuvo hasta 1993 y las próximas dos temporadas GEPU disputó nuevamente las finales, adonde consiguió dar nuevamente la vuelta en la 1992/93. En total fueron apenas cinco campañas en la Liga Nacional de Básquet y luego los de San Luis se apagaron paulatinamente como una fogata en un campamento de verano.

Pese a ello, su nombre todavía resuena en los pasillos de los amantes del básquet doméstico y ese equipo de 1990/91 les recordó a todos que las Cenicientas también existen en la vida real. Fueron dominantes, despóticos y divertidos. Se los recuerda siempre, tal y como debe ser. De pie por ellos. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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