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Todo comenzó en 2003, cuando Brooklyn Nets, la franquicia que en ese entonces residía en New Jersey, eligió a Kyle Korver en la posición 51 del Draft. El equipo venía dolido por perder dos finales seguidas y no quería saber nada de jóvenes a desarrollar, por lo que traspasó al tirador a Philadelphia Sixers. Allí se mantuvo cuatro campañas y paulatinamente se ganó un lugar en la rotación a base de buenas prestaciones desde la tercera dimensión. 

Pudo haber sido un canje como cualquier otro pero no lo fue. Los traspasos pueden ser de jugadores, de rondas de draft o de dinero, y nadie está obligado a comentar en qué se gasta dichos montos. Precisamente por eso Kyle Korver tardó un tiempo en enterarse qué pasó y nadie lo preparó para lo que ocurriría después. Resulta que, con la plata que adquirieron por la transacción, los Nets se compraron una fotocopiadora y pagaron todos los viáticos del equipo en la Summer League de ese año.

"Regalamos un buen jugador por una Summer League, Fue una de esas cosas que tuvimos que hacer. Al menos, así es como lo racionalicé, dijo el que en aquel entonces era gerente general de Nets. Y qué activo regaló. Actualmente, Kyle Korver es uno de los tres únicos jugadores del Draft 2003 (junto a LeBron James y Carmelo Anthony) que se mantiene en la NBA, disputando minutos de calidad en Milwaukee Bucks. 

Lo traspasaron por dinero, y él les probó que estaban equivocados. Una muñeca sublime, entrenamiento y devoción a la naranja. Sin remedios ni recetas sólo trabajo duro. "¿Sobre la fotocopiadora? Hace unos años se rompió. Mientras, yo sigo jugando", dijo Korver. Continuidad (17 temporadas en la NBA), triples y mucha elegancia. Hizo del triple una biblia, y Kyle fue su mayor sacrilegio. Un tirador único en su especie. Veterano con presente asegurado. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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