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FeBAMBA 84 – Córdoba 62
El primer cuarto fue tan intenso como interrumpido: jugar al límite las llevó a generar grandes jugadas pero también tres parates por lesiones. En FeBAMBA se destacó, al igual que en todo el torneo, Martina Torres, pero promediando el parcial debió salir por una mala caída sobre su muñeca. Córdoba lo empardó con rompimientos agresivos, que provocaron puntos y viajes a la línea.

Duelo de triples para abrir un cuarto que sería tan reñido y disputado como todo el encuentro. Sin Torres, FeBAMBA repartió más el balón y el goleo, teniendo lapsos en el que el protagonismo era de sus internas u otros en los que optaron por terminar desde lejos. Córdoba le encontró el talón de aquiles para lastimar a las presuntas invencibles: las transiciones veloces encontraron siempre a FeBAMBA con un balance defectuoso, lo que les regaló puntos fáciles para que entradas al último cuarto estuvieran sólo 4 por debajo.

Lo mejor del equipo capitalino se vio en el momento cúlmine de la semifinal. Ajustaron en defensa, pusieron atención en los retrocesos, se hicieron duras en las ayudas y no permitieron tiros cómodos. En ataque, cayeron dos triples para abrir la brecha a dos dígitos, y de ahí pudieron manejarlo con el reloj como aliado. Las chicas de Capital Federal lo cerraron por un mentiroso 84 a 62, en un juego parejo que terminó dispar por la puntería porteña del último cuarto.

Santa Fe 60 – Entre Ríos 58
En los papeles Santa Fe y Entre Ríos llegaban a las semifinales con total paridad, y eso se reflejó con fiel semejanza en el parquet. Los primeros veinte minutos no tuvieron respiro para los muchos que se acercaron a ver el segundo turno. Aunque la delantera siempre llevó Entre Ríos con el tradicional manejo del juego interno, más una colosal Agustina Marín, Santa Fe se encontró con los triples promediando (5/12) el segundo cuarto y se fue arriba por la mínima al descanso largo.

El duelo de defensas zonales y la buena eficacia de ambos seleccionados hizo que la paridad se mantenga como nota dominante. En un parcial en el que no hubo errores groseros, propio de dos equipos de enorme valía, las pequeñas rupturas que se crearon en el marcador fueron por perfectas ejecuciones de jugadas colectivas. Los triples, más que en cualquier otro partido del campeonato, fueron certeros, y se presentaron como la vía para romper cercos defensivos de gran nivel y talla. Entradas a los últimos diez, la segunda semifinal estaba separada por una posesión.

Un partido de tal nivel no podía terminar sin un grado inmenso de emotividad: el trámite siguió en el aire, viéndose por primera vez el nerviosismo a flor de piel, con Santa Fe moviendo el balón y castigando de afuera. Entre Ríos, que había apostado por alimentar a sus grandes, le robó la fórmula y también anotó desde afuera, con Marín en estado de gracia. Con todo por cerrarse, Mensur metió uno de dos en la línea, tras un foul dudoso y después lo remató con un tapón para que su Santa Fe gane el boleto al partido decisivo por 60 a 58.