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24 de noviembre de 2018. Dallas Mavericks se enfrenta a Boston Celtics. Luka Doncic viene teniendo unos minutos espectacular en el comienzo del juego, anotando un triple y repartiendo tres asistencias, una más lujosa que la otra. Alimentado por el momento, el base intenta dar un pase de fantasía en un contragolpe, pero el balón no llega a destino y la posesión termina en una pérdida. 

Por supuesto, Rick Carlisle se enoja y pide minuto, gritándole a Doncic desde su vuelta al banco hasta el momento en el que decide sentarse. El entrenador de Mavericks era duro, porque sabía la clase de potencial que tenía el oriundo de Eslovenia. Sólo tenía que aprender a entender cuándo hacer determinado tipo de situaciones y cuándo no.  

La misma situación se dio un año después, el 11 de noviembre de 2019. Dallas Mavericks se mide contra Boston Celtics. Faltan 3:05 para que termine el primer cuarto y los texanos llevan una ventaja de 7-1. Luka había convertido esos siete puntos, por lo que estaba endemoniado y otra vez se dejó llevar por el momento. 

Intenta un pase sin mirar con su mano zurda, el cual iba destinado a Justin Jackson. Lamentablemente, la asistencia nunca pudo ser y provoca una nueva pérdida para los Mavericks. Hasta acá todo igual. Lo que cambia es la reacción de Carlisle, quien mantiene sus manos a su lado y no se inmuta. Pide un minuto y no le dice nada a Luka, sólo discute la estrategia.  

“Se debe confiar en jugadores especiales como este”, le dijo Rick a ESPN en una entrevista, haciendo alusión al proceso que debió cumplir para entender que, a veces, tenía que dejar que Luka aprenda las cosas por sí mismo.  

"Para el desarrollo de un gran jugador tan joven, lo mejor que pueden hacer es cometer errores y crecer a partir de esos errores. No podés asustarte por cada error. Rick entiende eso. Rick es inteligente", agregó el exdirector de desarrollo de jugadores de Dallas, Mike Procopio.  

De momento, el aprendizaje de Carlisle está dando resultado y Luka Doncic está teniendo una segunda temporada de ensueño en la NBA. Afectado por algunas lesiones, pero nunca bajando su rendimiento, el esloveno venía promediando 28.7 puntos, 9.3 rebotes y 8.7 asistencias en 54 partidos.  

Su proceso es, de alguna forma, similar al de Ginóbili. Popovich debió aprender a no encajonarlo y a dejarlo ser. Doncic y Carlisle están viviendo lo mismo. ¿Conseguirán títulos como el argentino y el norteamericano? Es cuestión de tiempo. De momento, ambos están muy pero muy bien encaminados.