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Kobe Bryant siempre será recordado como uno de los competidores más feroces que haya visto el deporte. Su legado sobre el trabajo duro y la dedicación trasciende la historia de la NBA y se ha vuelto un emblema para aquellos que necesitan un impulso a la hora de alcanzar sus metas. A seis meses de su triste fallecimiento, es bueno recordar una de esas anécdotas que definen perfectamente su compromiso.

El protagonista indirecto de este relato es nada más y nada menos que Shaquille O’Neal, la estrella con la que el escolta ganó sus primeros tres campeonatos en la liga. Y el suceso ocurrió en 1996, justamente antes de que aquellos Los Ángeles Lakers se volvieran los reyes del inicio del milenio: “Fue en su temporada de novato. No estaba teniendo muchos minutos y, en esos casos, los entrenamientos son momentos en los que debes estar enfocado. Pero, mientras Dell Harris explicaba los sistemas, él empezó a hacer movimientos a máxima velocidad… sin pelota.”

Kobe captó la atención de todos los miembros del plantel, que dejaron de escuchar al entrenador para verlo en acción: “Amagaba, se movía a máxima velocidad y hablaba consigo mismo. ‘¡No puedes defenderme!’ y cosas así”, confesó O’Neal en el programa Inside the NBA de TNT.  Y agregó: “Era nuestro Rookie, así que lo dejamos ser. Lo hizo durante meses.”

Curiosamente, Bryant volvió a entrenar de esa manera antes un enfrentamiento de playoffs, ya con Phil Jackson en el banquillo y durante la polémica sobre quién merecía ser el líder de la franquicia. En uno de los tiempos muertos, el Maestro Zen le preguntó a sus dirigidos a quién debía darle la pelota para definir el partido. Fue en ese momento cuando el pivote aprovechó para burlarse: “Bueno, es mejor que se la des al hombre que driblea sin ella.” Simplemente, otro capítulo de una relación legendaria que marcó un antes y un después en la competencia.