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El dominio abrumador que consiguió Golden State sobre el resto de las franquicias de la NBA durante los últimos años parece estar en jaque. No solo por el nivel que alcanzaron los Toronto Raptors, que justamente los derrotaron en las finales, sino por las graves lesiones que sufrieron algunos de sus jugadores y la renovación de contratos que llegan a su fin. Independientemente de la derrota, este verano se transformó en crucial para el futuro del equipo.

Estas finales dejaron un saldo muy negativo para los Warriors ya que dos de sus estrellas se lesionaron gravemente. Kevin Durant se rompió el tendón de Aquiles y probablemente no pueda jugar durante el curso 2019-20, y Klay Thompson sufrió la rotura en el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda durante el segundo tiempo del J6 ante Toronto. Estos imprevistos físicos alteran por completo el mapa de los agentes libres del próximo mercado.

Todo apuntaba a que KD se alejaría de la Bahía, y aunque aún tiene franquicias que desean contratarlo, el jugador podría ejercer su opción de jugador para continuar la próxima campaña a cambio de 31.5 millones de dólares y completar su recuperación. Aunque aún es pronto para vaticinar una decisión. En cuanto a Thompson, el escolta se encargó de aclarar que renovaría a cambio de un contrato máximo, pero con los 8 o 9 meses que estará fuera de las canchas los Warriors deben analizar bien el número que le ofrecerán para un nuevo contrato.

Con nada más que Stephen Curry, Draymond Green, Andre Iguodala, Damian Jones y Jacob Evans asegurados para el siguiente año, ya que DeMarcus Cousins también probablemente se aleje, es momento de una reestructuración de las piezas que conforman el equipo para perseguir el mejor futuro posible. Además, en el verano de 2020 comenzarán las negociaciones para renovar con Green, que no resignará dinero por quedarse.